El equipo de investigadores, a cargo de Karl Deisseroth, utilizó hidrogel para mejorar la calidad de la imagen como nunca antes se había logrado, probando también con éxito el método en cerebros humanos conservados en bancos de tejidos.
Gracias a una combinación de monómeros de plástico y formaldehído, los científicos sumergieron los cerebros en la solución y, después, la calentaron a una temperatura de unos 37,5ºC.
Mediante el proceso químico de la electroforesis lograron eliminar completamente los lípidos y otros tejidos que le dan al cerebro su estructura tridimensional.
El nuevo método permite ver el cerebro de forma transparente, sin opacidades, así como apreciar células, fibras y conexiones nerviosas, subrayan los investigadores.
Se espera que esta técnica revolucione el estudio de la anatomía del cerebro y de las transformaciones que esta sufre por culpa de patologías neurodegenerativas.