"El choque fue tan brusco que el objeto se volvió incandescente y produjo una bola de fuego a unos 100 km de altura", afirma el profesor José María Madiedo, de la Universidad de Huelva.
El fragmento siguió penetrando en la atmósfera mientras avanzaba hacia la Comunidad de Madrid a más de 75.000 kilómetros por hora, desintegrándose completamente a unos 70 km de altura sobre la vertical del pueblo de Serranillos del Valle (Madrid), agrega Madiedo.
El resplandor del objeto era tan intenso que se pudo ver incluso en las regiones de Andalucía y Murcia, a cientos de kilómetros al sur de la capital.
"Todo a nuestro alrededor se volvió blanco por unos segundos, como si fuera a plena luz de día", recuerda la astrónoma Leonor Ana Hernández. "Después vimos varios chispazos de color verde y azul, hasta que la enorme traza en el cielo se apagó en un último brillo.