La conclusión de los especialistas se basa en experimentos realizados con roedores. Durante los mismos, los animales eran sometidos a estrés grave pero de corta duración.
Las observaciones han demostrado que las ratas casi duplicaban la formación de las células madre que posteriormente se convierten en nuevas neuronas. Dos semanas más tarde, los expertos llevaron a cabo otras pruebas, comprobando que las ratas mostraban mayor inteligencia y actividad mental y que su memoria había mejorado significativamente.
"Estamos acostumbrados a destacar el estrés como un fenómeno negativo, pero no es así. Las situaciones estresantes cortas son útiles, nos obligan a mantenernos alertos", dice la autora del estudio, Daniela Kaufer.
Según los científicos, el estrés ayuda a los animales a adaptarse a la realidad en el entorno natural. El estrés a corto plazo mejora la función cerebral y el estado mental. Sin embargo, el estrés crónico suprime la producción de nuevas neuronas, empeorando la memoria y aumenta el riesgo del desarrollo de una serie de enfermedades graves.