Las naves espaciales rusas Soyuz serán hasta el año 2017 el único medio de transportación de las tripulaciones a la Estación Espacial Internacional. En el 2010 terminarán los vuelos de los transbordadores estadounidenses y todavía no esta concluida la elaboracion de los nuevos vehículos espaciales proyectados en EE.UU., Unión Europea y Japón.
Así lo informó el jefe de la corporación estatal rusa “Energia”, Vitaly Lopota, en una entrevista a los medios rusos. Según el oficial, los socios de Rusia en el proyecto de la Estación Espacial Internacional (Estados Unidos, Unión Europea, Japón y Canadá) aún no tienen perspectivas de crear nuevas naves antes del 2016 o 2017.
Vitaly Lopota afirmó que actualmente la corporación “Energia” construye y garantiza la colocación en órbita de cuatro naves pilotadas “Soyuz” y seis naves de carga “Progress” por año, y tiene planeado aplicar nuevas tecnologías para aumentar la cantidad de aparatos cósmicos.
“Las naves pilotadas tienen un ciclo tecnológico de construcción de tres años; las naves de carga, dos años y medio. Se puede accelerar este proceso introduciendo nuevas tecnologías de producción. Creo que en el año en curso y a principios del siguiente dominaramos las tecnologías necesarias que nos permitirán aumentar la cantidad de naves que podemos producir anualmente”, concluyó.
En la entrevista, Vitaly Lopota también indicó que mientras que los experimentos se planean para dos o tres años, las investigaciones fundamentales y el desarrollo de la infraestructura tienen que ser planeados para decenas de años. El programa de investigaciones cósmicas es la base para las futuras generaciones.
Asimismo, el oficial comentó sobre el proyecto federal de desarrollo de la cosmonáutica rusa, que fue presentado en agosto del 2009. Uno de los principales puntos de este programa fue la creación de nuevos aparatos espaciales que utilicen energía nuclear, que es tan efectiva que puede permitir los vuelos a los planetas remotos.
Lopota explicó que la nueva nave tiene que ser capaz no solamente de llegar a la órbita, sino también de superar la gravedad terrestre y dirigirse al espacio abierto; las velocidades que lo permiten calientan la superficie de la nave hasta 2.500 – 3.000 grados centígrados. Por eso, para guardar las capacidades aerodinámicas, el aparato no será equipado con alas y tendrá una forma cónica. Asimismo se elaborarán diferentes dispositivos para el aterrizaje en el punto exacto.
Hablando sobre los vuelos a Marte, de los que se trata en el programa federal espacial ruso, así como de los vuelos a Júpiter, de los que actualmente se habla en los círculos científicos, Lopota subrayó que la misión de nuestra generación es crear las tecnologías para explorar el sistema solar. Y mientras existe una fuerte concurrencia en el espacio terrestre, dar un paso fuera de los límites de la órbita es una misión de toda la humanidad. Un solo país no puede alcanzar esa meta, hay que juntar esfuerzos, creando proyectos internacionales como la EEI. En cuanto a la Estación Espacial Internacional, esta podría convertirse en un complejo de ensamblaje para las naves del futuro.
También, el jefe de la corporación indicó que la cosmonáutica es producto del ingenio del ingeniero y recordó que la Unión Soviética fue la primera en lanzar al espacio un satélite y luego a un ser humano. “Sabemos lo que tenemos que hacer. En este sentido, Rusia hoy en día se encuentra en la posición avanzada. Cualquier decisión (en el mundo) acerca de la EEI, o de la cosmonáutica, se toma teniendo en cuenta a Rusia”, subrayó Lopota.
Según el oficial, Rusia todavía guarda este potencial científico y tecnológico que se podría aplicar no solamente en el ámbito espacial, sino también en el desarrollo y progreso de toda la civilización humana.