Cada vez está más claro que el envejecimiento es un programa controlado por nuestros genes y no una acumulación aleatoria de daños en el cuerpo. Cuando entendamos cómo funciona, podremos crear medicamentos que sean capaces de retardar o detener su funcionamiento
El frío inviernal y las aves rapaces actuaron como factores de la selección natural. Desde el punto de vista del metabolismo, quedó claro que sin el gen p66shc los ratones no generan las reservas de grasa necesarias para protegerse del frío. El gen "perjudicial" resultó esencial para la conservación de la energía. Además, los mutantes que carecían del gen p66shc se reproducían peor.
Por lo tanto, la presencia del gen p66shc se reveló vital para poder sobrevivir en condiciones extremas, cuando la acumulación de grasa corporal resulta indispensable para la existencia y la reproducción. En la vida real, cuando no es necesaria para sobrevivir, la acumulación de grasa es un fenómeno negativo pues va asociado a la diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista 'Aging Cell'.
"Cada vez está más claro que el envejecimiento es un programa controlado por nuestros genes y no una acumulación aleatoria de daños en el cuerpo. Cuando entendamos cómo funciona, podremos crear medicamentos que sean capaces de retardar o detener su funcionamiento. Estoy seguro de que en la próxima década en medicina aparecerá una serie de medidas eficaces para frenar el proceso de envejecimiento. Ahora observamos los primeros éxitos en este camino", sostiene el académico de la Academia Rusa de Ciencias V. Skulachev, jefe del proyecto biomédico en el desarrollo de fármacos contra el envejecimiento.