El nuevo RMG 7,62 -que alcanza un máximo de 800 disparos por minuto y cuya velocidad puede ser regulable- utiliza solo uno de los tres cañones para disparar, que es reemplazado automáticamente por uno de los otros dos cuando se recalienta a través del motor eléctrico, evitando así el cambio de forma manual.
Además cuenta con la tecnología 'Plug and Play', conocida sobre todo en el mundo de la informática, que permite que el arma esté lista para funcionar inmediatamente después de la instalación en una torreta no tripulada.