El misterio de la Gran hambruna irlandesa de la patata ya es historia, 160 años después

Un nuevo estudio ha descubierto que una cepa de la plaga de la patata hasta ahora desconocida y bautizada HERB-1 fue la responsable de la Gran hambruna de la patata en Irlanda.
Hasta ahora se creía que lo que causó la plaga que entre 1845-1852 derivó en una hambruna que costó la vida de más de un millón de personas, fue una variante conocida del hongo Phytophthora infestans llamada US-1. Sin embargo, tras estudiar en los archivos botánicos unas hojas de patatas afectadas por aquella plaga, un equipo internacional de biólogos moleculares ha dado con el verdadero culpable. 

"Ambas cepas parecen haberse separado una de la otra solo unos años antes del primer fuerte brote en Europa", opina el coautor del estudio, Hernán Burbano, investigador del Instituto de Biología Evolutiva Max Planck (Alemania).  
Este trabajo demuestra la posibilidad de recuperar el genoma de patógenos del pasado para interpretar plagas históricas en el contexto de las actuales 
Los investigadores estudiaron 11 muestras históricas de hojas de patata recogidas hace unos 150 años en Irlanda, Reino Unido, Europa y América del Norte. De hecho, la calidad del ADN era tan buena que los investigadores fueron capaces de secuenciar el genoma de Phytophthora infestans y su planta huésped, la patata, en tan sólo unas semanas.

 

Los resultados permitieron a los investigadores rastrear la evolución del patógeno. El hongo Phytophthora infestans se originó en el valle de Toluca, México, y para cuando los europeos y los estadounidenses llegaron en el siglo XVI, ya había experimentado un aumento de su diversidad genética. Fue a principios del siglo XIX cuando surgió la cepa HERB-1, que en el verano de 1845 llegó los puertos europeos generando manchas marrones en las hojas de patatas y arruinando la cosecha. En el siglo XX, cuando aparecieron nuevas variedades de patata, la cepa HERB-1 fue reemplazada por la US-1.

"Este trabajo demuestra la posibilidad de recuperar el genoma de patógenos del pasado para interpretar plagas históricas en el contexto de las actuales", sostiene el genetista Carles Lalueza-Fox, según el cual "el estudio también demuestra la utilidad de los herbarios clásicos, que se convierten, gracias a las nuevas tecnologías de secuenciación, en inesperados reservorios de información genética del pasado".