El artículo, publicado en la revista 'General Dentistry', describió el caso de una mujer estadounidense que bebió dos litros diarios de gaseosa baja en calorías durante más de tres años, lo que le erosionó los dientes y le causó unos daños similares a los que afectan a los adictos a algunas drogas.
En el estudio participaron también un adicto a la metanfetamina de 29 años que consumió la droga durante tres años y un adicto a la cocaína de 51 años con una experiencia de 18 años de consumo. Como resultado de su nociva adicción, tuvieron que extraerles todos los dientes a ambos.
Mohamed Bassiouny, profesor de odontología restauradora en la Escuela de Odontología de la Universidad de Temple, en Filadelfia, indicó, citado por el portal HealthDay, que es "sorprendente" que "la intensidad de los daños en los tres casos sea más o menos la misma".
Según Bassiouny, las bebidas gaseosas, tanto las normales como las bajas en calorías, son muy ácidas, igual que la cocaína y la metanfetamina. Sin una higiene dental apropiada, el ácido cítrico y fosfórico que contienen los refrescos pueden provocar caries e incluso otros daños más graves. La mujer admitió también que no había acudido al dentista durante años, por lo que muchos de sus dientes se erosionaron y tuvieron que ser extraídos.
La Asociación Americana de Bebidas (American Beverage Association), que representa a los fabricantes de refrescos, señaló a su vez en un comunicado que el estudio no debe ser un motivo para dejar de beber refrescos bajos en calorías.
"La mujer a la que hace referencia este artículo no recibió atención médica dental durante más de 20 años", explicó la organización, que agregó que es "una irresponsabilidad" comparar el consumo de refrescos con el de drogas y considerarlo el único factor que provoca la caries y erosión dental.