Un grupo de investigadores de la Universidad de Bretaña del Sur realizó un experimento en las playas de Bretaña para el cual escogió a 11 bellas mujeres de edad estudiantil.
Las jóvenes tomaban baños de sol portando la mitad del tiempo tatuajes temporales en la parte baja de la espalda y sin ellos el resto del tiempo.
Cuando las jóvenes portaban los tatuajes, más hombres tendían a acercarse para charlar con ellas y lo hacían más rápido.
En la segunda parte del experimento se encuestó a más de 400 hombres de 20 y más años de edad que estaban en la playa al lado de estas mujeres.
Se les pidió apreciar la probabilidad de que una joven desconocida consintiera salir en una cita y que aceptara tener sexo con ellos. Además debieron evaluar el grado de atracción de cada una.
Según los resultados, las notas más altas las recibieron las chicas con tatuajes.
Los críticos arguyen que el estudio no se puede considerar completo ya que se desconoce si la reacción de los hombres se basó en los estereotipos o la experiencia personal y también porque se usó en la investigación un solo tipo de tatuaje ubicado siempre en el mismo lugar.