El autor principal del estudio, Randall Donohue, y sus colegas desarrollaron un modelo matemático para predecir la magnitud del efecto fertilizador del dióxido de carbono y posteriormente lo compararon con imágenes satelitales para estudiar la influencia del CO2 en el crecimiento de las plantas independientemente de otros factores como las precipitaciones, la temperatura del aire, la cantidad de luz y los cambios del suelo.

El modelo del equipo predijo que un aumento de la concentración de CO2 del 14% provocaría un incremento del follaje de entre un 5% y un 10%. Los datos de los satélites comprueban el modelo, que muestra un incremento del 11% en el follaje, lo que "confirma nuestra hipótesis", informa el equipo.
Sin embargo, a pesar de favorecer el crecimiento de la vegetación, el impacto negativo de las emisiones de gases de efecto invernadero es muy superior a sus beneficios y, si los niveles de CO2 siguen aumentando, algunas zonas de la Tierra acabarán siendo inhabitables. El mes pasado se informó de que el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera superó la temida cifra simbólica de 400 partes por millón (ppm), un máximo histórico en 5 millones de años.