En la actualidad, existen dos maneras de conseguir bitcoins: comprar divisas o generarlas. A 123 dólares por bitcoin, la compra es un tanto osada sin conocer exactamente el rumbo de la nueva moneda, por lo que la opción más extendida es la generación de moneda. ¿El problema? Que conseguir 25 bitcoins a través de este sistema puede llevar más de tres años. Sin embargo, con el 'súper software' de este equipo de programadores, denominado 'Smidge', el tiempo se podría reducir considerablemente.
El éxito del invento radica en la premisa de que la unión hace la fuerza. Para obtener bitcoins se debe dejar un ordenador encendido las 24 horas del día. Eso permite que los recursos del sistema sean utilizados para 'liberar' dinero virtual que se encuentra encriptado. El proceso técnico es mucho más complejo que esto, pero en la práctica cuantos más ordenadores trabajen en red con esta finalidad, más rápido se alcanzará la meta de un paquete de bitcoins, que consta de 25 monedas.
Smidge es capaz de unir tantos ordenadores como se desee con el único requisito de abrir una misma página web y sin necesidad de instalar software en la máquina. A esto hay que sumarle que optimiza los recursos mejor que los sistemas conocidos hasta el momento, por lo que se podría convertir en la herramienta más potente del mercado.
"Cuando pongamos nuestro sistema en línea, bitcoin va a tener que adaptarse", declaró a la revista de tecnología 'Wired' Ruan Pethiyagoda, uno de los creadores de Smidge.
Lo más curioso es que sus creadores ni siquiera crearon Smidge con el bitcoin en mente. El proyecto se está desarrollando para resolver problemas de ajedrez y está a las puertas de entrar en el 'Libro Guinness de los récords' por dar solución a uno de los enigmas más complejos. Todo esto les ha llevado a darse cuenta del gran potencial del potente 'software' y las posibilidades de negocio.
Desde su aparición en 2009, bitcoin se postuló como una alternativa al sistema monetario actual, con alcance universal, sin más regulación que la marcada por su algoritmo y la confianza de sus usuarios.
Sin embargo, la estructura de la divisa favorece el anonimato de las transacciones, por lo que muchos analistas ven en esta moneda un campo abonado para el lavado de dinero y los tejemanejes de los 'hackers', que ya en abril forzaron el desplome del valor de bitcoin con un ataque masivo a su sistema de intercambio.