El sistema funciona reconectando los nervios de las extremidades amputadas con las nuevas interfaces, que permiten el control de la prótesis con los músculos existentes.
La TMR permite que el miembro artificial se controle a través de los músculos del miembro amputado que han quedado intactos. Incluso si después de una operación o de una lesión el bíceps se conserva solo parcialmente, el músculo puede servir como detonante para que el brazo realice acciones.
En un vídeo publicado por la DARPA, un ex oficial del Ejército herido en Irak demuestra cómo funciona el brazo artificial al conectarse a los músculos.
En una segunda investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad Case Western, en el estado de Ohio, se empleó un electrodo plano de interfaz nerviosa (FINE, 'flat interface nerve electrode') para demostrar la retroalimentación sensorial directa.
Al crear una interfaz con los nervios que quedan en la extremidad del paciente, se restaura parcialmente la sensibilidad de los dedos al tacto. A diferencia de la retroalimentación visual, la retroalimentación sensorial directa permite a los pacientes mover una mano sin tener que enfocar su vista en ella, permitiendo tareas simples como buscar objetos pequeños en una bolsa, algo imposible con las prótesis existentes actualmente.