Los científicos de la Universidad Abierta confiesan en una publicación de Journal of Zoology de la Sociedad Zoológica de Londres, que hicieron caso omiso a la predicción del terremoto en L'Aquila (Italia) de 2009 por parte de los sapos. Registraron su actividad inquieta en un criadero natural, área protegida por las leyes de Italia.
En medio de la época de celo, el 96% de los sapos machos cesaron su croar y desaparecieron del lugar común para sus encuentros con las hembras, ubicado a 74 kilómetros del epicentro. Su éxodo masivo sucedió cinco días antes del sismo, el 6 de abril de 2009, el más destructivo en Europa durante la década pasada.
Una explicación posible, según el estudio publicado, es que los sapos sienten el aumento de escape de gas radón desde la corteza terrestre en la zona donde se gesta un temblor o una erupción. Eso ocurre debido a la acumulación creciente de presión debajo de la superficie.
Se aprecia que dicha conducta es el resultado de millones de años de evolución, adaptación que permite a los animales trasladarse a un terreno más seguro.
Los biólogos solo certificaron por escrito el éxodo y no comunicaron a la Sociedad la premonición de los anfibios. El único efecto positivo ahora consiste en que la conducta premonitoria de los sapos —bien conocida desde hace tiempo—, hoy está documentada, obedeciendo todas las normas de la estadística.