"Ante todo, muchas mujeres no queremos someter nuestros pechos a ningún bisturí", comenta a Efe la doctora Kumiko Karasawa, directora de tratamientos del Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas de Japón (NIRS, por sus siglas en inglés) con sede en Tokio.
El tratamiento habitual del cáncer de mama consiste en la actualidad en combinar cirugía con radioterapia convencional o quimioterapia, pero este centro japonés llevó a cabo el primer ensayo clínico de la historia con rayos de iones de carbono para tratar un tumor en el pecho de una paciente. La mujer se sometió al que será el procedimiento estándar para este tratamiento: cuatro sesiones de radioterapia de partículas pesadas durante cuatro días consecutivos.
La ventaja de este tipo de tratamiento es que resulta poco agresivo al irradiar la superficie del cuerpo y luego ganar en intensidad al alcanzar el tumor de una manera mucho más precisa y localizada, a diferencia de otros tipos de radioterapia más dañinos para los tejidos que rodean al tumor.
Para realizar el ensayo, se empleó el acelerador médico de iones pesados (HIMAC, según sus siglas en inglés), que costó unos 343,6 millones de dólares y cuya construcción duró diez años. No es de extrañar, pues, que solo existan siete aceleradores médicos de iones de carbono en todo el mundo.