Este cuerpo celeste, que mide 300 metros de diámetro, no tiene una trayectoria peligrosa para la Tierra, según la NASA.
El asteroide fue descubierto mediante el telescopio Pan-STARRS-1, gestionado por la Universidad de Hawái, informó la agencia espacial estadounidense.
Los objetos próximos a la Tierra –aquellos que se acercan a nuestro planeta a una distancia de 45 millones de kilómetros o menos– están en el foco de la atención de los científicos, quienes estudian si hay una amenaza potencial de impacto.
La Tierra coexiste con un enjambre de asteroides de distintos tamaños. En los últimos 15 años, tras una serie de búsquedas –algunas financiadas por la NASA–, ha sido detectado un 95% de objetos cercanos a la Tierra cuyo diámetro es mayor de un kilómetro y sus trayectorias están calculadas.
Pero a medida que desciende la escala de tamaño, estos objetos se hacen más numerosos y más difíciles de detectar.
Hasta el momento sólo ha sido detectado un 30% de los asteroides mayores de 140 metros de diámetro, o sea, aquellos considerados generalmente lo suficientemente grandes como para arrasar una ciudad entera.