El estudio se basó en los resultados de las investigaciones previas realizadas por el profesor del Departamento de Neurobiología Rafi Malach, que demostraron que nuestro cerebro nunca descansa, aunque nos encontremos en reposo. Allí, la actividad de las células nerviosas es sustituida por unos patrones de actividad neuronal ultralenta, que constituyen auténticos 'archivos' de experiencias vividas.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que las nuevas conexiones interneuronales provocadas por nuevas experiencias podrían dejar un reflejo en los patrones neuronales surgidos espontáneamente cuando el cerebro está en reposo. Para esto analizaron con una resonancia magnética funcional (fMRI) la actividad neuronal de varios voluntarios que realizaban un ejercicio de entrenamiento neuronal.
Se demostró además, que estos nuevos patrones no sólo se habían conservado hasta el día siguiente, sino que se habían fortalecido de manera considerable, mientras que aquellas áreas que fueron "desactivadas" por el entrenamiento mostraron una conectividad funcional debilitada tras ese mismo periodo.
Resumiendo, la investigación sugiere que los patrones cerebrales que emergen de forma espontánea podrían ser utilizados como "herramienta de mapeo", para desenterrar eventos cognitivos del pasado reciente de una persona. O, en una escala más amplia, revelar tipos de perfiles personales, y resaltar tanto sus capacidades individuales, como sus limitaciones, prejuicios, habilidades de aprendizaje, etc.