Cañones: monstruos a la caza del conocimiento

Algunos científicos se enorgullecen de sus conocimientos matemáticos, otros de sus precisos experimentos en laboratorios. Sin embargo, a muchos investigadores lo que más les atrae es demostrar la potencia de sus creaciones.
Es de sobras conocido que los inventos más poderosos tarde o temprano terminan convirtiéndose en armas, pero también se dan casos en los que las armas se utilizan con fines científicos.

Ninguno de los potentes cañones que les presentamos a continuación está diseñado para destruir, sino para adquirir nuevos conocimientos.

Cañón vertical de la NASA


Con este potente cañón, los científicos de la NASA simulan el impacto de meteoritos contra la Luna.
 
El 17 de marzo, un proyectil de 40 kilos lanzado por este cañón impactó la Luna, originando un destello de luz más brillante que la mayoría de las estrellas y la explosión de meteorito más grande jamás registrada en la superficie lunar.

Los impactos de meteoritos son bastante frecuentes en el satélite de la Tierra, pero la medición de su potencia y efecto sobre una superficie ayuda a los investigadores a entender los riesgos a los que los futuros astronautas podrían enfrentarse en el espacio, y algún día podría ayudarles a volver a la Luna, o a llegar al Marte.

Diseñado originalmente para apoyar las misiones Apolo, este cañón usa 'proyectiles' de aproximadamente 0,64 centímetros fabricados en vidrio refractario tipo Pyrex. Los proyectiles son disparados hacia simulados objetivos lunares a velocidades de hasta 7 kilómetros por segundo. Esa velocidad es todavía diez veces inferior a la de muchas de las colisiones que se producen en el espacio, pero los científicos son capaces de calibrar sus mediciones al simular otras explosiones en el laboratorio.

S-3, o el cañón 'lanzapollos'


Este dispositivo balístico de la Fuerza Aérea de EE.UU tiene todas las características de una leyenda urbana, pero el arma que dispara pollos es del todo real.

Los impactos con aves es una de las principales causas de accidentes e incidentes aéreos. Y el intento de reducir los daños causados por el impacto de pájaros en pleno vuelo es el origen del cañón 'lanzapollos'.

El S-3 está diseñado para probar la resistencia de las carlingas de los aviones espía norteamericanos, pero también ha servido para probar la resistencia del impacto de un pollo en cohetes balísticos, naves espaciales, aviones de caza... Tiene un calibre de 180 milímetros (las dimensiones de un buen pollo) y es capaz de disparar pollos a una velocidad varias veces superior a la del sonido. El cañón de pollos ('chicken gun') dispara pollos previamente muertos y congelados, de un peso estándar, como munición.

El misterioso cañón se encuentra en la base aérea de Arnold, en Tennessee, en medio de los túneles de viento y aparatos de prueba de motores a reacción. Tiene 90 metros de largo y es accionado por helio comprimido.


Cañón espacial (Proyecto HARP)


Recordando la novela de Julio Verne 'De la Tierra a la Luna', de 1865, imaginen un cañón vertical gigante, hundido en el suelo, no muy lejos del Cabo Cañaveral.

En 1961, los militares de EE.UU. y Canadá iniciaron este proyecto, llamado HARP (High Altitude Research Project), o Proyecto del Cañón Espacial, originalmente concebido por el ingeniero Gerald Bull como un proyecto de investigación balística a gran altitud y de estudio de la atmósfera superior.

Pero el advenimiento de la era espacial pronto inspiró a Bull a utilizar HARP como un instrumento para poner satélites en órbita sin tener que lanzar costosos cohetes.

Cuando en 1966 la NASA empezó a centrarse en los cohetes tradicionales a gran escala como el Saturno V, el proyecto se canceló. Pero ese mismo año, una pistola HARP disparó un proyectil Martlet-2 a una altura de 180 kilómetros, lo que supone un récord hasta ahora imbatido.

Bull nunca renunció a su intento de desarrollar un arma espacial. Fue encarcelado por haber diseñado armas de artillería para el Ejército de Sudáfrica, y posteriormente fue contratado por Saddam Hussein para encabezar el proyecto Babylon, que consistía en una serie de supercañones que habrían hecho de Irak una verdadera potencia mundial. Pero Bull fue asesinado en extrañas circunstancias en 1990.

Proyecto SHARP


Décadas después del HARP, el científico John Hunter trazó un plan para diseñar un cañón electromagnético de riel para disparar misiles balísticos al cielo. Puesto que este proyecto más propio de 'La guerra de las galaxias" no llegó a materializarse, Hunter decidió, con algunos ajustes, cumplir el sueño de HARP de disparar al espacio mediante un cañón.

Puesto en marcha en 1992, el Super High Altitude Research Project (SHARP) aprovechó, a diferencia de los cañones tradicionales con carga de pólvora, el efecto de lo que se conoce como 'cañón de gas ligero'. Debido a que el proyectil de un arma de fuego no puede ir más rápido que los gases dentro del cañón, existe un límite físico de velocidad, por lo que armas como SHARP basan su eficacia en el gas hidrógeno, el más ligero, para impulsar sus proyectiles.


En el interior del cañón de gas ligero SHARP, un pistón, impulsado por explosión, comprime el hidrógeno dentro de un largo tubo. Cuando la presión es 4.000 veces más alta que la presión atmosférica normal, esta se libera en una cámara de cañón en condiciones próximas al vacío y el proyectil hace lo que hacen todos los proyectiles.

Usando pequeñas cargas útiles, SHARP solo fue capaz de lograr la velocidad de 3 kilómetros por segundo, más de tres veces inferior a lo que se necesita para alcanzar la órbita.

En 1996 el proyecto SHARP perdió el financiamiento, pero Hunter fundó una compañía privada llamada Quicklaunch como una alternativa a las empresas dedicadas a los cohetes como SpaceX. Sin embargo, el prototipo de Quicklaunch no ha disparado todavía.