Los fósiles hallados, que probablemente pertenecen a una extinta especie de ballena de barbas de casi ocho metros de longitud, estaban cubiertos por una capa gruesa de arcilla. Al empezar las excavaciones los científicos desenterraron cuidadosamente los huesos que contenían las costillas, las vértebras, el coxis y, posiblemente, una escápula, utilizando palas, cinceles, destornilladores, masilla, toallas de papel y yeso.
Según los paleontólogos, las características de la base de los acantilados donde fueron hallados los restos, indican que el ejemplar vivió durante el periodo Mioceno (hace entre 5 y 23 millones de años).
Aunque en la zona se han encontrado dientes de tiburones antiguos y fósiles de delfines, la ballena se ha convertido en la criatura más grande y antigua hallada en esta región.
Sin embargo, la ubicación del hallazgo aún guarda algunos secretos. Los fósiles de todo el cuerpo fueron encontrados muy cerca, pero no en orden, desde la cabeza hasta la cola. Los investigadores suponen que esto puede significar que los carroñeros se alimentaron del cadáver y movieron los huesos al devorar al enorme animal.
La arcilla azul que rodea a los fósiles también indica que la ballena estaba en el fondo del océano cuando murió, en una parte que eventualmente se convirtió en el río Potomac.
Los paleontólogos planean montar el esqueleto completo de la ballena para su exhibición en el museo marino de Calvert, en el sur de Maryland, EE.UU.
"Podemos observar cosas que durante 15 millones de años permanecieron ocultas de la vista humana. Esto es la historia expuesta", comenta John Nance, el gestor de la colección de paleontología de Calvert.