Los tres días del festival fueron ricos en actividades. Los ciudadanos locales degustaron y aprendieron a preparar platos y bebidas nacionales latinos, e incluso aprendieron a disfrutar de los cigarros.
Hubo varios conciertos en los que los grupos de músicos y bailarines de todas partes del continente representaron los ritmos latinos. No solo se podía escuchar, sino también aprender a bailar.
La delegación de Venezuela organizó clases de preparación de máscaras indígenas y Brasil dio clases de pintura. En el malecón de la ciudad se abrió una 'aldea latina', donde las delegaciones presentaron objetos de su artesanía nacional.
Los días del festival fueron precedidos por un congreso económico, en el cual las delegaciones negociaron las posibilidades de inversiones mutuas.