Los parlamentarios jóvenes de 25 regiones de Rusia muestran en Estrasburgo la variedad de las tradiciones del país. Como parte de la sesión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el canciller ruso Serguéi Lavrov inauguró una exposición al respecto. El mayor atractivo lo tuvo la muestra cultural de los pueblos del Norte y Lejano Oriente de Rusia, pues frente el Palacio de Europa se instaló una “yurta” (tienda de campaña utilizada por los nómadas de las estepas de Asia Central y en la taiga siberiana) donde los políticos europeos pudieron probar el té de bayas, hojas de madreselva y arándano que es típico de esos lugares.
Esta exposición cultural se sincronizó con el Foro de Representantes de los Parlamentos Juveniles rusos, quienes llegaron a Estrasburgo con la delegación oficial de la Federación Rusa para participar en las reuniones y hacer consultas a los políticos de Europa. Los jóvenes representantes atestiguaron los trabajos del pleno del Consejo y discutieron el desarrollo una política juvenil que fomente experiencias parlamentarias para ellos.
Una yurta redonda es el típico ejemplo de la vivienda nómada. Es ligera como para ser transportada en un carro y se levanta muy pronto. En ellas viven durante el año los pueblos de Mongolia y ya puede verse dentro antenas parabólicas, DVDs, generadores de luz y otras tecnologías de entretenimiento y comunicación. Las nómadas aceptan estos avances de la civilización, pero guardan celosos la cultura de sus ancestros, crían animales y aún circulan por las rutas establecidas para cada un clan. La tecnología no se contrapone a la tradición.
“Vivir como nómadas da prestigio. Cada chico sueña con ser ganadero, para sentirse un "kan" o señor de la estepa. La dignidad interna que tienen esta gente es colosal”, destaca Konstantin Kuksin, director del Museo de Cultura de los nómadas en Moscú.
Las modernas yurtas están decoradas como en el pasado: madera labrada con maestría, fieltro, piel. La yurta es el centro de la familia o tribu y simboliza la concepción del mundo de los nómadas. Sus paredes son de reja; la cúpula o símbolo de cielo, está hecha de pértigas encorvadas. Según los investigadores, la yurta revela la esencia de las tradiciones antiguas de los nómadas: la unión profunda entre el universo y el ser humano.
Cada detalle de la yurta tiene un significado. La parte derecha, es "masculina". Aquí se cuelgan los objetos de trabajo y caza. La parte izquierda, es "femenina" y guarda los utensilios de cocina. En el centro está el fuego, que ahora cambian por cocinetas eléctricas. Justo ahí está el eje vertical de la yurta, que la relaciona con “el árbol del mundo”. Las costillas de arco en forma de abanico bajan como esqueleto. Se cree que la forma de cúpula de la yurta crea un receptáculo energía positiva como las iglesias o mezquitas. La vida es muy confortable en este tipo de viviendas, son frescas en verano y calientes en el invierno y las noches.
Los verdaderos nómadas cuidan su cultura que se basa en la vida armoniosa con la naturaleza. Son conscientes de que el planeta está vivo y que ellos forman parte de eso. Según investigadores, los nómadas del norte que no han perdido su pasión a la naturaleza, no cortan un árbol sin antes pedirle permiso y explicarle para que lo necesitan. Lo mismo hacen con los árboles secos y muertos. Para ellos los animales, en particular los caballos y ciervos, no son una simple comida, sino hermanos y amigos.
Konstantin Kuksin destaca que a pesar de que los nómadas han sido acusados de no haber inventado escritura, sí la crearon sólo que no tienen libros. Así, es la tradición oral la que preserva sus historias. Existían personas que recordaban mucha información, como la épica kirguisa ‘Manás’, que contiene medio millón de versos poéticos. Es la obra más grande en la historia de la humanidad. Por ejemplo, es veinte veces más grande que La Ilíada y La Odisea. El hombre que lo memorizaba visitaba el campamento de los nómadas e improvisaba sus cantos. Recitar el ‘Manás’ podía tardar medio año, aún haciendo pausas para dormir y comer.
“Claro que los jóvenes de Mongolia, que siguen el modo de vida nómada, escuchan música moderna, pero también les gusta cantar. Sus leyendas están vivas y si los viejos las cuentan, los jóvenes pueden acompañarlos sin problema. En Mongolia de Oeste, cuando el imam (la persona que dirige la oración colectiva en el islam) vivía con los kazajos, leía una oración y al lado sentaba un joven del poblado, hombre moderno con un reproductor de cds. El Imam se cansó y pidió al muchacho repetir el Corán de memoria y el chico lo hizo. Así mismo, guardan otras tradiciones épicas. Es la tradición de la magia, los enigmas, las improvisaciones, todo esto está vivo”, destaca Konstantin Kuksin. (www.svobodanews.ru)
Las fotos provienen del viaje en bicicletas de un grupo de los deportistas (más de 1000 kilómetros) a través del Desierto de Gobi en Mongolia. Alexandr Lesnianski, 2007. http://turizm.lib.ru/l/lesnjanskij_a_a/gobi-bike.shtml