Un aldeano ruso instala estatuas de hierro en su huerta

Piezas de recambio de automóviles, pedazos de tubos y electrodomésticos viejos. Con todo esto, Anatoli Tsapalkin, vecino del poblado de Lotoshino cerca de Moscú, crea sus 'esculturas'. Hace treinta años el maestro se veía obligado a recoger las piezas para sus primeras obras en los basureros.

Piezas de recambio de automóviles, pedazos de tubos y electrodomésticos viejos. Con todo esto, Anatoli Tsapalkin, vecino del poblado de Lotoshino cerca de Moscú, crea sus 'esculturas'. Hace treinta años el maestro se veía obligado a recoger las piezas para sus primeras obras en los basureros.

Conductor y mecánico con gran experiencia, siempre supo determinar para qué podía servir uno u otro detalle. Al ver en la calle una colección de esculturas,los vecinos empezaron a llevar todas las cosas de hierro inútiles a la casa de Tsapalkin.

"Es arte para mí. Así quiero 'prolongar' mi vida para que la gente diga 'vivía una vez un hombre en Lotoshino, que se parecía a Kulibin'". A veces Tsapalkin busca la pieza necesaria durante unos meses y, al encontrarla, puede tardar en crear su 'obra maestra' tan solo tres días.

Para construir su estatua 'Obrero y Koljosiana' buscó durante unos meses unas grandes bielas que debían sostener la hoz y el martillo. Según el maestro, la única semejanza con la estatua original de la escultora soviética Vera Mukhina es que sus 'hombrecillos de hierro' también se hallan en un pedestal.

"Quería hacer una estatua graciosa para que la gente al pasar se ponga de buen humor", comenta Tsapalkin.

Ahora en la calle delante de la casa del maestro resplandecen unas divertidas esculturas: un policía con una tetera por cabeza, un cocodrilo hecho con un trozo de tubo, Napoleón construido con una bombona de gas inservible... Se han establecido dos esculturas de Tsapalkin en la plaza central de la aldea. Según el escultor, ahora está pensando en la proposición de la Administración de Lotoshino sobre exponer sus esculturas en una avenida del poblado.