El coche fue uno de los primeros vehículos matriculados en Austria. Ferdinand grabó el código P1 en todos los componentes principales, dándole así el nombre extraoficial. El coche de solo 130 kilos de peso fue innovador en muchos sentidos: una potencia considerable para su tiempo y una carrocería alternativa que permitía su uso tanto en invierno como en verano.
En septiembre de 1899 el P1 participó en una carrera para probar el rendimiento de vehículos eléctricos sobre una distancia de 40 km, y la ganó con una ventaja de 18 minutos al siguiente competidor. Hay que mencionar que más de la mitad de los participantes no consiguieron llegar al final por problemas técnicos. El coche también salió con éxito de la prueba de eficiencia por tener el consumo de energía más bajo en tráfico urbano.
Este año, en el marco del quinto aniversario del museo de la marca, el legendario coche recuperado ha sido llevado sin restaurar a la colección del Museo Porsche en Stuttgart.