Por tradición, el Festival Internacional de Arte de Ballet Rudolf Nureyev en Ufa empieza con la ofrenda de flores al bajorrelieve del gran bailarín, que pasó los primeros años de su ilustre carrera en esta ciudad en el sur de los montes Urales.
Y después, a los aficionados a este fino arte les espera un caleidoscopio de espectáculos y conciertos a gusto de todos.
El 4 de junio el conjunto italiano Ariston Proballet Sanremo presentará en el escenario del Teatro de Opera y Ballet de Ufa su nueva obra, ‘Ecce Homo’, basada en la música de Giuseppe Verdi. El coreógrafo Marcelo Aquilio, junto con los bailarines, reflexiona sobre el ser humano, sus hechos, su futuro y las predicciones para el año 2012.
Hoy las estrellas del ballet ruso elogian a la gran bailarina Galina Ulánova . Este año se celebra su centenario.
Todo el festival está representado por los espectáculos clásicos del fondo dorado de la coreografía mundial como ‘El Lago de los Cisnes’ y ‘La Bella Durmiente’ de Piotr Chaikovski o ‘La bayadera’ de Leon Minkus.
Pero las obras de ballet conteporáneo y experimental también comparten el escenario de Ufa. Esto es lo que Nureyev difundía con su trabajo.
Así, el festival se inauguró con el ballet ‘La Marionnette’ (‘La Marioneta’) basado en la música de Igor Stravinski por motivo del legendario ‘Petrushka’. Este fue un espectáculo triunfal creado especialmente para las ‘Temporadas rusas’ de Dmitri Diágilev en 1911. La obra de Stravínski estremeció en su época al público europeo y dio fama mundial a la escuela de ballet ruso. Ahora, la coreografía original de Rinat Abushajmánov alteró el espectáculo con una historia amorosa en el marco de la feria de la fiesta rusa ‘Máslenitsa’.
El bailarín de la calle, Petrushka, se enamora de una bailarina en el aire, Bailarina. Y ella simpatiza con un rico, Arap. El personaje de los ‘balaganes’ rusos se convierte en un héroe de tragedia. Pero todos son marionestas de mano en una caseta.
En la versión de Ufa, el ángulo de la percepción está alterado por el coreógrafo. Ahora es un espectáculo “de largo metraje”, de dos actos, que contiene otros fragmentos sinfónicos de Stravínski. Además, el triángulo amoroso se convirtió en un 'cuadrado': el coreógrafo añadió un cuarto personaje, el titiritero. Todos los personajes son personas vivas, pero su voluntad está bajo el poder de alguien ajeno y parece que su vida es consecuencia de que alguien está 'moviendo los hilos'. La atmósfera de la feria se cambia por los paisajes de la ciudad moderna. Bailarina allí es una belleza pasmosa, Petrushka lleva una camisa de colores vivos y Arap viste un traje blanco y zapatos de jazz.
“Ya cuando el coreógrafo Mijaíl Fokin dirigía este ballet, ya entonces esta obra no era puramente clásica. Fokin era un innovador y añadía elementos que negaba el ballet clásico, por ejemplo, el elemento ‘rueda’. Y los ballets de Serguéi Prokofiev tampoco eran un 'clásico azul', como ‘Giselle’ o ‘El Lago de los Cisnes’. La música siempre está en vanguardia, delante, y tras ella se desarrolla la coreografía. Por eso, bajo la influencia de la música de Stravinski, aparto un poco lo clasico y lo uno con la libertad del cuerpo, como lo hace el ballet moderno. Pero, a difirencia del moderno, en el que los bailarines actúan descalzos, las mujeres en mi espectáculo van a bailar en zapatillas de ballet”, destaca Rinat Abushajmánov.
La diferencia entre el ballet clásico y el moderno, su antagonismo, era irreconciliable en la época de Nureyev. Y él fue alguien gracias a cuyo talento este antagonismo se apaciguó. Cambió la percepción del bailarín clásico y del ballet en general, al juntar la dramaturgia y la nueva coreografía. Sobre su impacto en el ballet mundial, se puede leer algo más aquí.
El Festival de Ufa, que lleva su nombre, se celebra desde 1993, el año de su muerte. Aquí, en Ufa, llegó a un círculo de baile en el que enseñaban las graduadas de la Escuela de Ballet de San Petersburgo, sometidas a represión tras la revolución socialista del año de 1917. El pequeño Rudolf fue completamente absorbido por el ballet ‘La Canción de las Grullas’ en el teatro de Ufa. El papel de uno de los 'dzhiguitos' (hábil jinete del Cáucaso) de ese ballet fue el primero de su carrera. A los 17 años le aceptaron en la Academia de Baile Agrippina Vagánova en Leningrado (actual San Petersburgo) y de inmediato se convirtió en el solista de uno de los mejores conjuntos del país, en el teatro Kirov (actualmente recuperó su nombre histórico, Mariinski). Tan sólo tres años después, en 1961, pide el asilo en el aeropuerto Le Bourget, en Francia, durante su primera gira al extranjero.
Allí, en Francia, baila con la famosa bailarina inglesa Margot Fonteyn y después encabesa el ballet de la Gran Ópera de París. A los 33 años se decanta por la coreografía moderna y esto se convierte en una de sus principales aportaciónes al ballet mundial.
Murió a los 54 años, el 6 de enero de 1993, tras una grave enfermedad y está enterrado en el cementerio Sainte-Geneviève-des-Bois en Francia, bien conocido por sus imigrantes rusos, como el cineasta Andrei Tarkovski y el escritor Iván Bunin.