El pontífice se reunió con Netanyahu el último día de su viaje por Oriente Medio en un evento público en Jerusalén. El primer ministro israelí decidió aprovechar el motivo para hablar sobre la tolerancia hacia los cristianos en Israel y sobre los fuertes vínculos entre el cristianismo
y el judaísmo. Y se dirigió al papa diciendo: "Jesús estuvo aquí, en esta tierra. Hablaba hebreo".
"Arameo", intervino Francisco.
"Hablaba arameo, pero sabía hebreo", replicó Netanyahu.
Ambos tienen razón, explicó a la agencia de noticias Reuters el lingüista israelí Ghilad Zuckermann. "La lengua de Jesús era el arameo. Pero es posible que también supiera hebreo, porque algunos escritos religiosos estaban en esta lengua", argumentó. Añadió que en la época de Jesucristo el hebreo era una lengua de las clases bajas, y Jesucristo se dirigía precisamente a esta capa de la población.
El arameo es una rama de las lenguas semíticas con una historia de al menos 3.000 años. Hay pruebas de que fue la lengua mayoritaria en el norte de Galilea. Fue el idioma original de grandes secciones del Antiguo Testamento, como por ejemplo los libros de Daniel y Esdras, así como la lengua principal del Talmud, una obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, historias y leyendas. El hebreo pertenece a otro subgrupo de las lenguas semíticas, la subfamilia cananea. Se usó en Judea en el primer siglo como lengua vernácula.
Jesús nació en Belén, en los montes de Judea, creció en Nazaret, en Galilea, y murió en Jerusalén. Las discusiones acerca de las lenguas en las que predicaba continúan hoy en día. Algunas de sus palabras citadas en los Evangelios están en arameo, aunque algunas puedan ser tanto hebreas como arameas. Como Jesús venía de Galilea, la mayoría coincide en que hablaba arameo. Tampoco es improbable que hablase hebreo, especialmente en sus visitas a Judea. Y hay quien dice que hablaba hebreo con "acento de Galilea".