El pequeño objeto, aproximadamente del tamaño de un lápiz, se enredó en su red. Tarásov pensó que no era más que una piedra, pero al observarla de cerca se dio cuenta de que tenía rostro.
"Me detuve y lo lavé en el río. Luego me di cuenta de que no era una piedra con una forma rara, tal y como pensé en un principio, sino una estatuilla", explicó el hombre, según cita el diario 'The Siberian Times'.
¿Venderla y ganar dinero? ¿De qué hablan? La gente debería ver y conocer la historia de su regiónTarásov decidió llevar la figura al museo de historia de Tisul. Cuando los expertos vieron el hallazgo quedaron sorprendidos. En su opinión, la figurita, tallada en cuerno y con cara de pocos amigos, data de la Edad de Bronce y podría haber pertenecido a las culturas Okunev o Samus, que habitaron en la primera mitad del segundo milenio antes de Cristo en el sur de Siberia.
"Probablemente se trata de la representación de un dios pagano", indicó la directora del museo, Marina Bánschikova.
Aunque la escultura probablemente vale su peso en oro, o más, Tarásov la ha donado al museo.
"¿Venderla y ganar dinero? ¿De qué hablan?" dijo el siberiano. "La gente debería ver y conocer la historia de su región", agregó.