Otras muñecas rusas
Rusia es famosa por las muñecas llamadas “matrioshkas”, pero existen otras muñecas rusas diferentes a ellas. En la Provincia de Ryazán vive la diseñadora Olga Kórobova que fabrica muñecas exlusivas.
Desde la infancia Olga se ha apasionado con el arte. Se graduó de la Universidad de Arte de Moscú y decidió dedicar su vida a hacer muñecas. En 2004 se celebró la primera exposición de sus creaciones.
Para ella las muñecas no son tan sólo un recuerdo de la infancia, sino un arte, como el teatro o el ballet. Olga Kórobova, residente de una aldea de Rusia central, convierte un pedazo de plástico sin forma en personajes con vida y estilo propios. Según su opinión, cada una de estas muñecas tiene su carácter distintivo.
“En cuanto le pintas los ojos, se pone a mirarte y allí sucede el primer contacto. Desde aquel momento es incluso la propia muñeca la que dicta sus condiciones. Puede que no le guste el vestido o el peinado. Como consecuencia, a veces resulta que querías hacer una niña y te sale un niño”, dice Olga.
El milagro comienza con un esqueleto de alambre. Luego se le añaden los brazos que se doblan, el torso de tela y la forma modelada en plástico. El pelo se hace en el último momento, tras vestirla con la ropa adecuada. Estas mechas, confeccionadas de lana natural de cabra, son tan suaves que al tocarlas parecen el cabello de un niño.
Olga comenta: “Me gusta hacer muñecas que representan a los niños, quizá porque sean los personajes más puros. Además, todos queremos volver a la infancia, algo que nos hace mucha falta en esta vida loca".
Cada una de las obras de Olga cuenta una historia diferente, puede ser un amor desdichado o el nacimiento de un bebé. Al ser una persona creyente, sus muñecas suelen encarnar también a personajes bíblicos. Además, aparecen motivos nacionales, sobre todo, los que tienen que ver con su tierra natal.
Asidua participante de todas las exposiciones temáticas, Olga ya ha creado cerca de 60 muñecas y, sorprendentemente, conoce el destino de cada una de ellas. Algunas fueron vendidas al extranjero, otras permanecen en galerías de Moscú y San Petersburgo.
Olga es una persona que está en una búsqueda constante, estudia el arte de la fabricación de muñecas y así perfecciona sus obras. Y, aunque es una autodidacta, tiene muchos admiradores porque sus obras transmiten calor y bondad.