La música ortodoxa espiritual, con su rica herencia desde el siglo IX hasta nuestros días, se manifiesta como un río eterno del tiempo, según los organizadores del festival Academia de la Música Ortodoxa. El viaje por este tiempo emprenderá una motonave con unos coros por el río Nevá en San Petersburgo. A la música espiritual podrán escuchar en la hora nocturna todos ciudadanos que se reunirán en el malecón del río, mientras la motonave pasará el Puente levadizo de Palacio hasta el Puente de Trinidad.
La capital boreal rusa, San Petersburgo, está fundada en 42 islas del río Neva. En ella van a homenajear con canciones solemnes a la ciudad fundada por el zar Pedro el Grande y recordar sus victorias, fama y poder del país en general.
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El director Vladislav Chernushenko dirigirá un coro unido compuesto por la Capela de cantores de San Petersburgo, el coro masculino de la Filarmónica de Vologda, así como diáconos, seminaristas y chantres de diferentes regiones de Rusia que llegaron a aprender la maestría del canto espiritual de los profesionales.
En su repertorio está la música espiritual de los siglos XVII–XXI y los cantos de la época de Pedro el Grande (siglo XVIII). Estos son cantos “vivatni”, un tipo de composición polifónica de carácter solemne que se interpreta en las fiestas dedicadas a las victorias militares de Rusia. Estaban basados en textos religiosos, después obtuvieron su carácter semi laico.
En la época de Pedro el Grande no había escasez de las victorias de las armas rusas. Ya sea para la misa como para cada evento, sea éste un cumpleaños o una victoria militar, las canciones panegíricas —vivatni— se hacían en decenas. Esto no reemplazaba a los salmos que elogiaban la actividad de zar y las oraciones. Junto con tiros de cañones, las simbólicas puertas de triunfo, piezas panegíricas y las canciones glorificantes los cantos componían la tradición del siglo XVIII de homenajear el país, sus victorias y poder.
En honor de las victorias desde la época antigua en Rusia se construían catedrales, monasterios y capillas, con nombres que habitualmente coincidían con las fiestas ortodoxas y los nombres de los santos. Pedro el Grande estableció la costumbre de construir arcos de triunfo, obeliscos, palacios y pirámides. Todos fueron destinados a homenajear la unión nacional de los caudillos y los héroes, el poder del Estado. Se colocaban en el camino de la supuesta marcha del Ejército Ruso, servían como entrada de parada de la ciudad.
Los cantos que acompañaban estas procesiones están cuidadosamente guardados. Junto con el cántico Luengos años todas las canciones interpretadas durante el evento representaban un himno del Estado, como si de multiples partes se tratase. Sin embargo, el himno como única composición musical del país apareció un poco más tarde y se materializó en fue la Marcha del regimiento Preobrazhenski, el más antiguo y uno de los más prestigiosos regimientos de la Guardia Imperial rusa. Hoy en día, este himno se interpreta cada año en la Plaza Roja de Moscú durante la marcha solemne del 9 de mayo, el Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria.
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Así que la motonave del Festival Academia de la Música Ortodoxa hundirá a la época pasada para renacer una atmósfera singular cuando los artistas y los oyentes se unan en la música y sentimiento del orgullo por el país.
La historia de la Capela de cantores de San Petersburgo, que participa en este evento, empieza mucho antes del establecimiento de la misma ciudad en el río Neva. Fue fundada en el año de 1479 bajo el mando del zar Ivan III en Moscú como un coro de los sacristanes de zar que cantan. El coro cantaba cuando establecían la fortaleza de San Pedro y San Pablo (27 de mayo de 1703, el día de su establecimiento es el día de la fundación de San Petersburgo) y se radicó en la antigua capital rusa. Los cantores para la capela buscaban por toda Rusia. El mismo Pedro el Grande a veces cantaba en este coro con voz bajo. En su época el conjunto se convirtió en un centro musical y profesional más grande.