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Homenajean a Alexandr Blok en San Petersburgo

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Como parte de la jornada conmemorativa de la muerte del gran poeta simbolista ruso de comienzos del siglo XX, Alexandr Blok, la ciudad de San Petersburgo inició el pasado fin de semana una serie de eventos públicos dedicados a su vida y obra.
Homenajean a Alexandr Blok en San Petersburgo

Como parte de la jornada conmemorativa de la muerte del gran poeta simbolista ruso de comienzos del siglo XX, Alexandr Blok, la ciudad de San Petersburgo inició el pasado fin de semana una serie de eventos públicos dedicados a su vida y obra.

Este ingenioso representante de lo que se considera el Siglo de Plata de la literatura rusa siempre ha gozado de un indudable reconocimiento dentro y fuera de su país natal. Para los lectores del mundo hispano es conocido principalmente gracias a una edición relativamente reciente de traducciones de 'Los doce y otros', realizadas por Clara Janés y Amaya Lacasa.

Conforme a una tradición establecida en la Capital Norte de Rusia, la jornada conmemorativa reunió a decenas de sus admiradores, en su mayoría de edad avanzada, en el último piso de la calle Decabrístov. Esta vez al minuto de silencio le siguió una programación literaria bautizada con una línea simbólica del propio poeta: ‘A la hora de irme al retiro de los Tiempos(...)’

Un escritor contemporáneos, Vladímir Krasnov, dedicó al prócer simbolista un cuento, también titulado con un verso de Blok, ‘Entre los huéspedes pasé vestido con un frac’, que recitó públicamente para la ocasión. Otros aficionados de la poesía recitaron versos de otros autores de aquella época, asimismo dedicados a Blok.

Por su parte, el museo memorial de otra gran poetisa rusa del siglo XX, Anna Ajmátova, (que es el màs frecuentado de los centros culturales de San Petersburgo) organizó una pequeña exposición de pinturas del artista contemporáneo Anatoli Máslov denominada como un poema de Blok, 'Los doce'. El autor considera su ciclo como un "retrato del alma de un artista".

Los 12 óleos representan al propio poeta en diferentes imágenes de sus versos, por encima de las rígidas ondas del tiempo o del éter que llena el fondo del cuadro. En estos retratos el escritor se convierte primero en un Rambo, después en un Pierrot, luego a través de su cara trasluce el texto, y por fin a su lado aparece un huésped del futuro: es Ernesto Guevara, que percibió a su modo la idea de avivamiento del "incendio mundial" que surgía de ‘Los Doce’. El pintor logró discernir una personalidad multifacética en las obras de Blok y mostrarlo como un rasgo especial de su ingenio.

Según destacó uno de los coprotagonistas de la revolución rusa, León Trotski, en su ensayo 'Literatura y Revolución' escrito en el exilio, Blok no debería considerarse un representante del campo revolucionario, ya que “los dirigentes de la revolución eran hombres cuya psicología y cuya conducta le resultaban extrañas”. Pero el propio ideólogo de la IV Internacional admitió que el poeta logró encontrar en sí mismo (Trotski enfatizó que no en las calles) la música turbulenta de 'Los Doce' cuyos ritmos sonaban verdaderamente revolucionarios; y para que aparecieran, dice, “fueron precisas las calles de octubre”.

Debido a aquella ambigüedad, la personalidad de Blok fue admitida como un fenómeno cultural digno de existir tanto en la posguerra soviética como en la época de la Rusia contemporánea. Muerto en la pobreza de los años posrevolucionarios cuando tenía sólo 40 años, por no atender debidamente a su enfermedad cardiaca, su talento no perdió nunca el interés público (ni en los días en los que la cultura rusa sufría esa gran pérdida).

El próximo noviembre, cuando se cumplen 130 años del nacimiento de Alexandr Blok, habrá un nuevo pretexto para satisfacer el interés de la sociedad rusa, que se basa en los múltiples enigmas que dejó la obra de aquel gran simbolista en las mentes y los corazones de sus compatriotas.

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