Los restos de la mujer de 1,45 metros que fueron descubiertos en marzo 2014 en la Capilla de San José, en Rennes, noroeste de Francia, se corresponden, probablemente, con los de Louise de Quengo, una viuda de la alta nobleza que murió en 1656 a la edad de 60 años. El corazón de su marido, Perrien Toussaint, fue encontrado también en el sarcófago, informaron los arqueólogos.
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Tras el hallazgo el cuerpo fue sometido a dos escáneres y una autopsia. Toda la ropa que llevaba la dama también se ha conservado en perfecto estado gracias al ataúd de plomo que albergaba el cuerpo.
La viuda, que probablemente decidió terminar sus días en el convento, llevaba una vestimenta modesta: una capa, un hábito, una camisa de lino, en los pies unas chinelas con suela de corcho y unos pantalones de lana.
Asimismo, han sido encontrados otros cuatro ataúdes de plomo de la misma época que solo contenían esqueletos.