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‘Yankee Doodle’ para 8 manos; Beethoven, para 20

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Un piano de la compañía 'The Steinway & Sons' es como un buen Rolls-Royce, destacaron varios pianistas rusos. Pero cada 'máquina' tiene su carácter singular y, si cinco pianos están 'dirigidos' a la vez por los diez mejores pianistas del mundo, el resultado puede ser impredecible.

Un piano de la compañía 'The Steinway & Sons' es como un buen Rolls-Royce, destacaron varios pianistas rusos. Pero cada 'máquina' tiene su carácter singular y, si cinco pianos están 'dirigidos' a la vez por los diez mejores pianistas del mundo, el resultado puede ser impredecible.

En la Casa Internacional de la Música en Moscú se celebró el concierto de actuación simultánea en dos, tres, cuatro y cinco pianos, y así se inauguró el XVII Festival de las Artes ‘Art Noiabr 2010’. El festival está dedicado al compositor e ilustre pianista ruso Antón Rubinstein, el primer pianista exclusivo de la marca Steinway.

Las adaptaciones de las obras para cinco pianos son cosa muy rara en la tradición musical. Y la frontera entre la interpretación canónica y la improvisación aquí resulta muy fina.

“A decir verdad, es un buen show. Recordad a los tres tenores Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras. Su concierto no era pura ópera, ni un concierto filarmónico. Era un show. Lo que hicimos en la Casa de la Música es también un show, pero con buen gusto”, admite un participante del concierto, el ilustre pianista ruso Nikolai Petrov, en la entrevista al corresponsal de RT Julia Blatún.



La actuación a 20 manos exige buena conjunción, truco propio del profesionalismo puro. Cada uno de los famosos pianistas fue galardonado por muchos premios y en su vida tuvieron muchos pianos de marca Steinway.

“Steinway tiene el carácter de un hombre maduro, al que se le puede tratar solo por las buenas o con métodos terroristas. Es como un Rolls-Royce en las manos del automovilista sin experiencia: Steinway exige a su 'jinete' correspondiente”, destacó el virtuoso ruso Alexandr Ghindin.

“He recogido una gran colección de pianos a los que quité su virginidad. Así, inauguré un nuevo Steinway en Briansk, San Petersburgo y otras ciudades; elegí en Hamburgo los Steinways para salas filarmónicas y esto me gustó mucho. Tocar en un nuevo Steinway es como dirigir un nuevo Rolls-Royce", comparte Nikolai Petrov.

“Cada marca tiene sus particularidades, partes buenas y fuertes. Depende del repertorio también. Hasta en la misma marca hay instrumentos más brillantes que convienen más para obras del siglo XX, o aterciopelados para, digamos, Beethoven. Recuerdo que cuando gané una beca para comprarme un instrumento ya hace años en Londres, me dijeron que podía ir al Steinway Hall en Londres a escoger. Y fue maravilloso poder elegir entre diez pianos, probar cada uno y, en fin, encontrar justo mi instrumento. Una maravilla, es como mi bebé”, recuerda la pianista española Alba Ventura.



La tradición de hacer versiones para dos pianos de salón fue desarrollada por Johann Sebastian Bach. Antes de la radio y la televisión, cuando la gente se reunía en sus casas y tocaban juntos, claro, estaban las transcripciones de las óperas y otras obras musicales para cuatro manos, de casi todos los compositores de los siglos XIX y XX.

Rusia goza del talentoso dueto de los virtuosos Alexandr Ghindin y Nikolai Petrov, en un repertorio donde hay doce programas de alta complejidad con transcripciones 'rompehuesos' para cuatro manos, de Debussi y Cherni. Ayer en el escenario de la Casa Internacional de Música en Moscú, interpretaron afiligranadamente la 'Paráfrasis' del concierto basado en los temas de la ópera de Tchaikovski 'Evgeni Onegin', obra de Paul Pabst.

El compositor ruso Alexey Kurbatov aumentó la escasa colección de obras de multipiano con sus transcripciones de los estudios de Franz Liszt, los temas de ópera ‘Demonio’ de Antón Rubinstein e incluso la ‘Oda a la Alegría’ de Ludwig van Beethoven. Para su estreno armonizado de diez pianistas de Rusia, EE. UU. y España tuvieron solo unos días y el resultado superó las expectativas. El cuarteto estadounidense The American Piano Quartet, que guarda en sus archivos casi todas las obras para ocho manos, presentó las variaciones de Antón Rubinstein de la canción folklórica estadounidense 'Yankee Doodle'.



“Un gran fragmento de música va a mantenerse buena, sea tocada por la orquesta o solo dos pianos. Cuando yo hacía la transcripción para cuatro manos de las variaciones de Antón Rubinstein, añadí unas armonías y notas y creo que fue normal, pero nunca me atrevería a cambiar las armonías en la adaptación de Beethoveen: es como cambiar la Biblia. Serías golpeado por un rayo de castigo si lo hicieras”, destacó el estadounidense Scott Holden.

El famoso pianista Alexandr Ghindin está seguro de que cuando se trata de una trascripción para cuatro y cinco pianos, como en cualquier otra situación, se trata de un trabajo con los límites del gusto musical: “surge la cuestión del papel que tiene cada piano, si es una rapsodia donde cada pianista es un solista o, como en la obra de Beethoven, si todos nosotros somos uno único. Cada parte del piano no representa un valor estético muy grande, pero todos juntos, creemos que sí, como en la orquesta”.

“Existen límites para tocar juntos, pero dentro de estos límites, uno incluso se puede sentir libre, a condición de la clarísima sensación del tempo y la pulsación rítmica. Así, la actuación de los músicos es armónica y parece algo natural”, admite la participante del concierto, de Barcelona, Alba Ventura. En el concierto ella representó la obra de su compatriota, Isaac Albéniz.

El nombre del compositor español Isaac Albéniz no es ocasional en el programa del evento. El 'Rubinstein español', como lo llamaron al buen amigo del compositor ruso, escuchó su actuación durante la única gira en España desde enero hasta marzo de 1881: solo una gira cambió los enfoques del desarrollo de la cultura musical del país.

Como bromearon entre el público del concierto, la ‘Triana’ de la suite ‘Iberia’ en la interpretación de Alba Ventura de Barcelona fue representada sorprendentemente de un modo 'no tradicional': solo un piano para tan extravagante concierto.



Lo más sorprendente fue la canción ‘Yanyankee Doodle’, ahora himno oficial del estado de Connecticut. Antón Rubinstein hizo las variaciones en la inauguración del famoso Carnegy Hall de Nueva York en 1891.



En general, tanto los músicos estadounidenses, como los españoles destacaron a RT que llegaron a Rusia como a su casa, porque algunos de sus profesores provenían de los conservatorios, famosos por su escuela de piano. En general, la misma escuela de educación profesional fue elaborada y fundada por Antón Rubinstein y para los pianistas rusos fue la encarnación de todo lo que sobreentienden por la profesión musical.

“Fue él quien registró la profesión del músico en la tabla de jerarquías. Antes, si un noble quería tocar en la orquesta, tenía que elegir entre su alto título o la música”, destacó Natalia Rubinstein.



El primer pianista exclusivo de la compañía Steinway fue justamente el destacado compositor, director y gran ilustrador musical Antón Rubinstein. En un vagón especial llevaba consigo el piano Steinway en sus giras nacionales e internacionales para ejecutar, por ejemplo, solo durante 7 noches, 877 obras de 59 compositores, lo mejor de entre los siglos XVI y XIX. Su promoción de la música en EE. UU. y Europa fue muy bien acogida.

Todas las obras eran tocadas de memoria. Además, acompañaba sus conciertos con charlas explicativas y repetía gratis el programa por las mañanas para los estudiantes. La influencia del fundador del primer conservatorio ruso, de todo el sistema de conciertos filarmónicos y concursos de pianistas, fue tan grande que todavía no tomaron conciencia sobre su herencia. El concierto en la Casa de Música es solo un primer paso en este camino.

Sin embargo, no en todas las salas hay varios pianos. En los festivales comunes hay dos pianos como máximo. Y a pesar de la logística, reunir el elenco estelar de pianistas que estuvo esta noche en Moscú es a veces muy difícil, destacó para RT Konstantín Lifschitz.

“Hemos tocado en todos los continentes menos en África, en muchos lugares. A veces es difícil encontrar por lo menos dos buenos pianos a la vez. Por ejemplo, en Noruega llegamos para ensayar y vimos un Steinway y un piano vertical. ¡Esto fue una catástrofe, es como tener un automóvil de carreras y una bicicleta!”, recordó Scott Holden.

De todas formas, el 16 de diciembre en Atenas, en el Megaron Hall se podrá escuchar un buen ejemplo de música clásica para cuatro pianos.

En Moscú, RT tuvo la exclusiva oportunidad de grabar la interpretación en cinco pianos con 20 manos de la Oda a la Alegría de Ludwig Van Beethoven.

Hace unos años la misma obra fue interpretada en el Festival Proms en Londres, con más de mil ukuleles. ¿Puedes recordar otros conciertos sorprendientes? Comparte con nosotros en el foro de Facebook.
 

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