Cuchillos de acero bulat ruso en la exposición "Klinok" de Moscú

Del 4 al 7 de noviembre se celebró en Moscú la 22.ª edición de la exposición bianual “Klinok”, la feria de maestros armeros de armas blancas más conocida de Rusia y del espacio postsoviético.

Desde las primeras exposiciones de Klinok, en estas ferias se divulgaba información sobre las nuevas normas de comercialización y posesión de armas blancas, se organizaban conferencias y “mesas redondas” dedicadas a los problemas de homologación de cuchillos y de su fabricación.

Al igual que las anteriores versiones, la feria incluyó diversas competiciones y clases (como las de maestría de lanzamiento o combate con cuchillos), ofrecidas por conocidos maestros.

Sin embargo, el arte de forjar armas blancas vivió épocas muy distintas y casi fue suprimido durante la existencia de la Unión Soviética.

Según el organizador de la feria, Valery Egórov, hasta el derrumbe de la URSS en 1991 toda producción de armas blancas en Rusia estaba reglamentada y era de venta muy restringida (existieron nada más que alrededor de 15 modelos de cuchillos de cazadores, además, de bastante baja calidad) y sólo para cazadores con licencias.

Pero el problema persiste hasta ahora dada la prohibición legal de fabricar, portar y comercializar “armas blancas” en Rusia, aunque las características oficiales de estas armas (por cierto muy sofisticadas, de unos 12 puntos) han sido “relajadas” sustancialmente a partir de 1991.

Según Valery Egórov, las demandas legales son más bien un vestigio del pasado. “Se sabe perfectamente que la aplastante mayoría de los homicidios se cometen con vulgares cuchillos de cocina, como los que están hechos y diseñados justamente para cortar carne”, afirmó el especialista al ser entrevistado por RT.

Pero las antiguas tradiciones de los herreros rusos no han muerto, prueba evidente es el hecho de que la Asociación de Herreros rusos actualmente agrupa en su seno a unos 300 maestros de armas blancas, varios de ellos premiados en distintas ferias internacionales.

Gracias a sus esfuerzos, en Rusia ha resucitado el antiguo y bastante olvidado arte de forjar el acero “bulat” y los famosos cuchillos de damasco.

Yevgueni Smirnov, RT