La acústica del Teatro Bolshoi, hecha de madera sagrada
Según la creencia de algunos filósofos, el tipo de abeto con el que se hacen los violines, guitarras y paneles para el Teatro Bolshoi es heredero del árbol del Bien y el Mal del Jardín del Edén. Los científicos rusos, junto con expertos alemanes, terminaron las obras de reconstrucción de los paneles de esta conífera especial, ingrediente principal de la acústica de la sala grande del teatro, tanto como su decoración en cartón piedra.
Debido a las muchas reconstrucciones durante el siglo XX, la acústica legendaria del Teatro Bolshoi estuvo casi perdida y su reestablecimiento se convirtió en la tarea principal de los restauradores. Durante 150 años, la mayoría de los paneles acústicos se deterioraron y gran parte de los detalles del abeto especial estuvo perdida por completo, mientras otros detalles fueron sustituidos por una chapa de madera fina.
Los expertos del líder en la esfera de acústica arquitectónica de teatros y salas de concierto, la compañía Müller-BBM, participaron en el reestablecimiento de las condiciones del sonido dentro de las paredes del teatro, junto a científicos rusos de diferentes institutos que ejecutaron mediciones y exploraciones profundas. En resultado, los restauradores lograron crear paneles nuevos, idénticos a los antiguos, lo que fue comprobado por una investigación comparativa.
“Todavía no se puede encontrar un sustituto digno de la Pícea de Sitka, que resuena con una suavidad y timbre de sonido incomparables. No creo que en el futuro próximo se pueda encontrar algo parecido”, destacó el representante del contratista general de la reconstrucción del teatro, Mijaíl Sídorov.
Al haber probado el fruto del árbol del Bien y del Mal, Adán y Eva no lograron conocer la Verdad, pero además de frutos quedó la madera. Junto con el trabajo de obtener comida, casa y otras cosas para sobrevivir, la humanidad también creó y avanzó en sus búsquedas intelectuales y espirituales, con el uso de instrumentos musicales, remos de barcas, lápices. Todo fue hecho de madera.
Según varias creencias, los árboles usados para estos instrumentos tienen una resonancia, un 'eco' de aquel árbol Bíblico. En ruso, el abeto Písea de Sitka, se llama ‘el abeto de la resonancia’.
Sus características permiten al sonido reverberar de una manera singular. El abeto crece en la costa occidental de EE. UU., desde Alaska en el norte hasta las regiones boreales de California. Su madera no es muy resinosa y no tiene olor.
Desde el momento de la apertura en 1856, la acústica del Teatro Bolshoi estuvo estrechamente vinculada con las construcciones de madera y la decoración de la sala de paneles de Písea de Sitka. Según el arquitecto Alberto Cavós, que hizo renacer el edificio después del incendio de 1853, la sala principal fue construida como se construye un violín: el principio general está en que el suelo, los paneles de las paredes y el techo sean de madera.
Para mejorar la resonancia, el arquitecto hizo coerciones a la instrucción, que usaron obligatoriamente durante los trabajos de creación de otros teatros. En vez de hacer el techo de metal, Cavós eligió madera para omitir la resonancia excesiva, característica del metal. Así, el edificio del Bolshoi empezó a recordar a un instrumento gigante.
Los andamios en la sala principal del teatro planean retirarlos a fines de marzo, mientras que hasta la inauguración solemne del edificio principal completo quedan menos de nueve meses. El 2 de octubre ya tendrían que acogerse a los primeros visitantes para el estreno de la ópera ‘Ruslan y Liudmila’, de Mijaíl Glinka, bajo la dirección de Dmítri Cherniakov.
El 6 de octubre, además, el Bolshoi pondrá el ballet de Piotr Tchaikovski ‘La Bella Durmiente’, con coreografía de Yuri Grigoróvich y la nueva escenografía del pintor italiano Ezio Frigerio. ‘La Bella Durmiente’ es considerada una obra llena de alegorías -verdaderas o falsas- del Santo Grial y una historia alternativa a la que está descrita en la Biblia. Así, el escuchar y ver este ballet con la acústica nueva del Teatro Bolshoi será un gran pretexto para hundirse con los músicos y los artistas en la búsqueda de la Verdad que Dios habría puesto en un árbol…