Se estrenó la cantata con los últimos mensajes de los condenados europeos y rusos luchadores por la libertad en los campos fascistas. Il canto sospeso (El canto suspendido) del compositor veneciano Luigi Nono se escuchó en la Gran Sala de la filarmónica Dmítri Shostakóvich.
El empuje para la creación de la obra lo fue el libro Las cartas de los participantes de la resistencia condenados a muerte publicado en 1954 en Turín. Según el famoso escritor alemán Thomas Mann que escribió un prólogo a la edición en alemán, estos jóvenes que se manifestaron en contra del deshonor de la Europa hitleriana “se sentían en la vanguardia de la mejor sociedad humana”. En nueve partes de su obra Luigi Nono usó líneas de cartas de hombres y mujeres jóvenes de Bulgaria, Alemania, Grecia, Italia, Polonia y la Unión Soviética. La cantata se convirtió en un monumento recordatorio musical más a los héroes de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial.
La obra fue interpretada por la orquesta filarmónica académica de Rusia, el coro de la catedral Smolni, el coro del teatro de ópera y ballet del Conservatorio Rimski-Kórsakov y unos olistas. En el puesto de director estaba Ilán Vólkov, director de la orquesta escocesa sinfónica de la BBC.
Entre las palabras que se oyen están las de dos jóvenes rusas, Liuba Shevtsova e Irina Malozón. Shevtsova fue radiotelegrafista en la profunda retaguardia del enemigo. La torturaron severamente. La leyenda dice que antes de su muerte empezó a cantar la canción En los espacios vastos de Moscú.
Les presentamos las citas elegidas por Luigi Nono para su cantata:
“Estoy muriendo por el mundo que va a brillar con una luz de tanta fuerza y belleza que mi propio sacrificio es nada. Millones de personas han muerto por esto en las barricadas y en la guerra. Estoy muriendo por la justicia. Nuestras ideas triunfarán”, Antón Popov, Bulgaria, profesor y periodista de 26 años.
“Me lleva a Kessariani para la pena de muerte junto con otras siete personas. Estoy muriendo por la libertad y por mi patria”, Andreas Likourinos, Grecia, estudiante de 14 años.
“Hoy nos fusilarán. Morimos como hombres por nuestra patria. Sed dignos de nuestra muerte”, Eleftherios Kossès, Grecia, estudiante de 19 años
“A mi me cuelgan en el patio porque soy patriota. Su hijo está dejando esta tierra para siempre, no oirá la campanada de la libertad”, Konstantinos Sirbas, Grecia, peluquero de 22 años.
“Si el cielo fuera el papel y todos los mares del mundo fueran tinta, no podría describir mi sufrimiento y todo lo que veo alrededor de mí. Digo adiós a todos vosotros y lloro.” Chaim, joven polaco de 14 años.
“Las puertas se abren. Aquí están nuestros matadores. Están vestidos de negro. No sacan fuera de la sinagoga.
"¡Qué difícil es decir adiós para siempre a la vida que es tan maravillosa!”, Ecther Srul, Polonia
“Adiós, mamá, tu hija Liubka va a la tierra húmeda”, Liuba Shevtsova, radiotelegrafista de la URSS.
“No tengo miedo de la muerte”, Irina Malozón, URSS
“Estaré sereno y en paz frente al batallón de fusilamiento. ¿Estarán los que me han condenado igualmente en paz?”, Eusebio Giambone, Italia, cajista de 40 años.
“Creo en una mejor vida para todos vosotros”, Elli Voigt, Alemania, obrero de 32 años.