Un festival de artesanía popular se ha inaugurado en la provincia rusa de Tula. Para recibir a los múltiples huéspedes del evento, los organizadores han instalado una pintoresca ‘ciudad de los artífices’ en los alrededores del poblado Filimónovo, donde se encuentra el emblemático taller de los juguetes tradicionales rusos.
Durante una semana, hasta el próximo 24 de julio, tanto los niños como los adultos podrán aprender las técnicas de la artesanía tradicional: la alfarería, la cestería de cepa y de corteza de abedul, la confección de muñecas de trapo y otros materiales reciclados, distintas técnicas de teñir por reserva y, por supuesto, la pintura sobre los juguetes de barro. Están programados talleres de modelado según los estilos de Filimónovo, Jlúdnevo, Skópino, Románovo, Sapozhkovo, Lípetsk y Ryazán: donde se encuentran casi todos los centros de la producción de juguetes de Rusia occidental.
En cada una de estas localidades los silbatos, las figuritas de animales y de personas en medio de distintas escenas de la vida aldeana tienen su propio aspecto inconfundible, se moldean y se pintan a mano. Entre las imágenes que más se recrean en estos juguetes destacan una dama vestida con la falda chillón, un labriego con balalaica, un oso pardo con un hacha o un bandoneón en las manos. Y en muchos casos los animales fantásticos, como zebras amarillas con cuernos (¿o sean ciervos a rayas?).
Al igual que los juguetes de Dýmkovo, conocidos mundialmente, las figuritas de Filimónovo son la artesanía más colorida de Rusia. Lo esencial en ambos casos no es el personaje, sino el estilo, la combinación de tintes y la tradición.
En Filimónovo esta tradición data del siglo XVI, cuando una crónica moscovita mencionó por primera vez el caserío con este nombre, perteneciente a la gobernación de Tula. Durante siglos los hombres de allí se ocupaban de la alfarería, mientras que las mujeres modelaban los juguetes de barro. A finales del siglo XIX esta tradición se interrumpió por razones económicas para reanudarse en la época soviética, cuando los vecinos de Filimónovo conformaron una cooperativa de artesanos, lo que transformó en una profesión lo que había sido un pasatiempo.
Conforme a lo habitual, se realizan de barro local, de color azul, que abunda en las llanuras de la provincia de Tula (a diferencia de las zonas más al norte, donde el barro es casi siempre rojo). Debido a esa peculiaridad, los artículos hechos del material tan accesible, tras la cochura, según suelen decir los expertos de alfarería, “dan un tiesto blanco”, comparable con la porcelana.
Tula es una antigua ciudad y capital de una provincia contigua con la región moscovita (alrededor de 193 kilómetros al sur de Moscú, accesible por ferrocarril y carretera). El festival, denominado ‘Polyana’, se lleva a cabo en un predio a orilla de la rivera del Ula, a unos 45 kilómetros al suroeste de Tula o a seis kilómetros al noreste de la ciudad de Odóyev. Entre Moscú y Odóyev existe un servicio de microbuses.
Si desea más información sobre el evento puede visitar la página web oficial de los organizadores.