El Museo Metropolitano de Nueva York cumple con su compromiso de devolver a Egipto 19 piezas procedentes de la tumba de Tutankamón. La carga ha sido precintada y entregada en suelo estadounidense a los representantes de las autoridades egipcias.
En el Consejo Supremo de Antigüedades egipcias afirmaron que los embalajes, de un valor histórico extraordinario, llegarán a El Cairo el próximo martes. Entre las piezas destacaron una figurita de perro en bronce, de dos centímetros de alto, una pulsera de lapislázuli, en forma de esfinge, y un collar de cuentas que supuestamente pertenecía al propio soberano de la dinastía XVIII quien gobernó la civilización antigua del Nilo entre los años 1336 y 1327 a.C.
La tumba ubicada en Luxor, conocida entre los especialistas bajo el código KV62, había sido descubierta en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter. En aquel entonces las autoridades coloniales de Egipto permitían a los que excavaban las antigüedades a cuenta propia quedarse con una considerable parte de sus hallazgos.
Últimamente el Ministerio de Cultura egipcio se ha dedicado a reclamar los valores históricos que fueron sacados del país en la primera mitad del siglo XX. Su interés especial se centra en el busto de la reina Nefertiti, la perla de la colección del Museo Nuevo de Berlín, las estatuas del faraón Ramsés II, que se encuentran en disposición del Museo de bellas artes de Boston y el Museo Egipcio de Turín y la Piedra de Rosetta, que ahora se expone en el Museo Británico.
Ya se ha logrado devolver la estatua sedente del arquitecto Hemiunu, máximo responsable de la construcción de la Pirámide de Keops que se encontraba en Alemania (el museo de Hidelsheim). Eso sucedió en 2007. Y también las autoridades francesas han devuelto en 2009 unos cinco elementos que fueron hallados del Valle de los Reyes.
El número de los objetos de valor repatriados por el Metropolitano de Nueva York es comparable con las pérdidas de la propia colección del Museo de Antigüedades Egipcias que sufrió durante los disturbios populares en El Cairo en febrero pasado, en vísperas de la renuncia de Hosni Mubarak.