Mas de 3.000 obreros y un nuevo grupo interdepartamental sacan de la crisis el desarrollo del ambicioso proyecto de restauración del legendario Teatro Bolshói.
Los problemas incluían un fraude extraordinario y la falta de especialistas en el proceso de reconstrucción. Sin embargo, ahora la situación ha retomado su curso normal con la idea de que en 2011 el resultado estará a la altura de las espectativas del público. Con este objetivo, se estableció un nuevo grupo interdepartamental de trabajo, se sustituyó al director general de contratistas y se aumentó la cantidad de obreros hasta alcanzar los 3.000.
De concluir las obras en la fecha prevista, el plazo total de la renovación del mítico inmueble alcanzará los seis años. Este dilatado periodo de tiempo es el precio a pagar por los problemas que han ido retrasando la oportunidad de probar la nueva acústica y de contemplar la réplica del legendario telón de gala, perdido a principios del siglo XX.
Lo único en lo que parecen estar de acuerdo los artistas y espectadores, armados de una inmensa paciencia, es en que el resultado debe ser muy esperanzador.
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En el más famoso teatro de Rusia todavía no se enciende la luz de candilejas. Para salvar el emblemático edificio del Bolshoi las autoridades del país tuvieron que iniciar unas complicadas obras de restauración. Los espectáculos continúan en un local adyacente que se construyó a comienzos de esta década, pero para los artistas esto significa perder su hábitat tradicional.
"En mi opinión gran parte del espíritu del Bolshói se ha perdido con la destrucción de este edificio. Creo que el nuevo escenario parece más bien una discoteca; allí es imposible crear un ambiente teatral. A veces, cuando paso por ahí, me doy cuenta de que la tristeza reina entre los artistas”, lamenta la bailarina Anastasia Volochkova.
La mayor preocupación entre los aficionados del teatro es que el final de las obras se siga retrasando todavía más. El antiguo edificio del Bolshói, que se inauguró en 1825, se cerró para emprender los trabajos de restauración en 2005. Las obras, tanto en el interior como en el exterior del teatro, deberían haber durado hasta septiembre de 2009, pero repentinamente se pospusieron hasta 2010. Sin embargo, el pasado mes de abril, se anunció que el teatro reabriría sus puertas en octubre de 2011. Ni siquiera esa fecha se da todavía por segura.
El autor del proyecto de recontrucción, Nikita Shanguín, afirma que lo que más le preocupa ahora “es que las soluciones de diseño que adoptamos en 2007 fueron reemplazadas por esbozos poco profesionales".
Por ello, ahora su principal cuestión es descubrir "cómo salir del paréntesis al que nos llevaron los abusos burocráticos". Shagín opina que la mejor solución sería "organizar un encuentro altamente profesionalizado para decidir qué hacer con el proyecto y aplicar la decisión que se alcance de manera escrupulosa”.
La crisis radicaba en un insólito fraude financiero. Según los documentos, la empresa encargada de las obras pagaba tres veces por los mismos trabajos. El desfalco, descubierto por la Cámara Revisora de Cuentas de la Federación de Rusia, podría alcanzar unos 11 millones de euros. La fiscalía ha comenzado una investigación al respecto.
Según el portavoz de la fiscalía rusa, Vladimir Markin, "de 2003 a 2009 unos 950 millones de rublos se transfirieron a la cuenta de una compañía encargada de realizar la reconstrucción, un importe que podría haber sido incluido en el contrato desde el principio".
El objetivo principal de la reconstrucción y restauración del Bolshói es conservar la imagen histórica del teatro, con la intención de que su ambiente y su aspecto no esté sólo presente en las fotos y los trozos de madera de escenario que se guardan en las colecciones privadas. Las innovaciones técnicas solo apoyarán este reto.
Según los planes arquitectónicos, el escenario duplicará su superficie y se podrá modificar según el tipo de representación. Además, el emblemático teatro contará con una acústica perfecta, gracias a la utilización de nuevas y modernas técnicas. De este modo el Bolshói debería recuperar su liderazgo entre los escenarios más prestigiosos del mundo. Tanto los artistas como los espectadores están deseando que esto se convierta en una realidad en el plazo de tiempo más corto posible.
Las batallas en torno a la renovación del teatro Bolshoi ya han superado por su intensidad a las que se suelen desarrolar en el escenario durante los espectáculos. Pero la fama de sus artistas es tan universal que no puede ser perjudicada por ningún escándalo. Por eso, cuando estas puertas se reabran, los espectadores volverán aquí para escuchar la acústica única del teatro y ver como las tecnologías modernas han sido capaces de engañar al paso del tiempo y han traído de vuelta a los legendarios fantasmas de la ópera y el ballet.