La reina mundial de la ópera, Galina Vishnévskaya, cumple 85 años
Galina Vishnévskaya, una de las divas de la ópera mundial, festeja su 85º aniversario. Inigualable Aída en la ópera de Giuseppe Verdi, la célebre soprano fue durante más de 20 años la solista principal del Teatro Bolshói, donde interpretó más de 30 papeles.
La cantante celebra su cumpleaños en la sala de Chaikovski con el concierto de gala titulado 'Vishnévskaya, vivat'.
Los grandes compositores crearon papeles a la medida de su talento, que Vishnévskaya desplegó en los escenarios más importantes del mundo: Covent Garden, Metropolitan Opera, la Grand Opéra, La Scala de Milán o la Ópera de Múnich. La diva actuó con los maestros más famosos de la cultura musical y teatral.
Su vida es una oda a la libertad de la personalidad y la creatividad, que triunfó pese a las duras pruebas que le deparó el destino: desde vivencia del bloqueo nazi de Leningrado, en cuya defensa participó, hasta la pérdida de su primer hijo y la detención del padre.
En la antesala de su exitosa carrera, Vishnévskaya recorre clubes provinciales y se gana la vida cantando canciones pop de moda, hasta que un día decide presentarse a una audición organizada por el Teatro Bolshói y cantar 'Aida'. ¿Por qué una joven sin una educación de conservatorio decidió presentarse en el templo del ballet ruso? A día de hoy Vishnévskaya aún no tiene una respuesta.
Después su vida cambió. Los compositores la dedicaban su música, los poetas la elogiaban en sus poemas, y sus admiradores la divinizaban.
Durante un viaje a Praga Vishnévskaya conoce al violonchelista Mstislav Rostropovich y cuatro días después deciden casarse y emprender una vida en común.
Con 48 años tuvo que empezar su vida desde cero cuando las autoridades no perdonaron a su familia que permitiera al escritor disidente, Alexánder Solzhenitsin, alojarse en su casa de campo rusa.
A ella y a su marido los privaron de la ciudadanía soviética. Durante casi dos décadas, estuvieron lejos de su patria y volvieron tan pronto como se les presentó la primera oportunidad: en 1990, un año antes de la caída de la Unión Soviética.