La UNESCO considera patrimonio de la humanidad al peregrinaje de los indios quechua y aymara hasta el límite de las nieves perpetuas en Perú. Miles de personas participan en esta fiesta, mezcla del rito incaico y la costumbre cristiana.
El rito, llamado peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i, se practica anualmente y dura varios días. Los participantes de este festejo adoran a los ´apus´ (las montañas sagradas incas) y al Señor de Qoyllorit'i, cuya imagen se encuentra en una de las piedras en la nevada cima de la montaña Ausangate, a la que ascienden a pie los peregrinos.
El trayecto que tienen que recorrer entre constantes oraciones es largo y difícil, ya que hay que caminar cuesta arriba unos 8,5 kilómetros hasta llegar al santuario de Ausangate, a unos 4.600 metros sobre el nivel del mar.
Por una noche el santuario se convierte en escenario de bailes tradicionales indígenas, un espectáculo único y encantador.
Algunos de los peregrinos que bajan del Ausangate después de los festejos y procesiones suelen llevar consigo bloques de hielo de la cima de la montaña sagrada, que, según creen, tiene cualidades curativas.