Los productores americanos no quieren compartir con nadie los derechos de la película que podría ser todo un éxito. Por eso y también por el aumento de los procesos burocráticos en EE.UU., la decisión de grabar el film de ficción sobre el destacado bailarín, Rudolf Nuréyev está cancelado.
El nombre preliminar debería ser “1961”. Según la trama un agente soviético de los servicios de inteligencia es enviado a EE.UU. para liquidar a Nuréyev, quien se “atrevió” a dejar para siempre en Francia la gira del Teatro Bolshoi. Pero, el agente al enamorarse con el arte del interpretador genial, no lleva a cabo su misión.
La idea de la película gustó al director de la saga “Piratas del Caribe”, Gore Verbinski. Los autores de la idea –el actor ruso y el productor alemán- mantuvieron las negociaciones durante meses: los representantes de Hollywood querían no solo comprar el guión, escrito por el americano, sino tambien obtener los derechos de la película.
Esto, junto con las maniobras burocráticas que se necesita abarcar en EE.UU., se convirió en un obstáculo insuperable para la parte rusa. “Este proyecto es muy querido en mi corazón y no puedo venderlo y entregarlo a manos ajenas, a pesar de que me ofrecieron una suma no tan mal”, dice el socio del proyecto, el popular actor ruso Gosha Kutsenko.
En época de crisis rodar las películas juntos es más fácil. Así volvieron a admitir los productores de 25 países en el Foro Internacional Este-Oeste celebrado en noviembre en Rusia. “En Rusia sólo el 10% de los proyectos que se filman son coproducciones, a diferencia del 70% de Europa o Asia", dice el crítico de cine Kiril Razlógov. Una de las soluciones al problema de cómo crear cine de buena calidad bajo las condiciones de una crisis financiera, es hacer proyectos internacionales.
Desgraciadamente, esta vez la maestría de negociar dejó colgado los cineastas de Rusia y EE.UU. y la historia sobre el “Gengis Kan de ballet”, el bailador quien ganó la fama mundial, emigrando del la URSS, va a esperar otro momento oportuno.