Los cristianos ortodoxos conmemoran la resurrección de Cristo este 15 de abril con motivo de la Pascua, su mayor fiesta religiosa. El elemento tradicional del festejo son los huevos pintados, símbolo de una nueva vida y del amor, que suelen regalarse entre amigos y familiares.
Dmitri Denisenko es un artista ucraniano que lleva 10 años dedicándose a decorar y esculpir huevos de Pascua. Flores deslumbrantes, complicadas filigranas e incluso rostros de santos son algunas de las imágenes con las que cubre las cáscaras con maestría. "La superficie del huevo es el calcio, que es muy frágil, por lo que cada movimiento debe ser muy mesurado para lograr el resultado deseado", comenta Denisenko. Sus obras las crea con ayuda de un taladro dental.
El artista ha fundado un museo de huevos de Pascua y un taller donde los niños pueden aprender las principales técnicas ancestrales de decoración de los huevos. Para teñir la cáscara suelen utilizarse colores naturales y cera de abeja, mientras que entre los instrumentos de pintura sobresale un pincel de madera con un pequeño recipiente de latón en su punta y un láser, que abre orificios microscópicos a través de los cuales sale la cera caliente.
“Cada vez que miro por la ventana veo escenas llenas de vida, de naturaleza. Y de ahí es de donde provienen los diseños para los huevos pintados. Llega la Pascua y en la Semana Santa es cuando se suelen regalar estos huevos", comenta Galina Tolstaya, maestra de pintura. Para ella decorar huevos es una afición. Su profesión está lejos del ámbito creativo, ya que trabaja en el sector ferroviario, como jefa del tren que viaja entre las dos mayores ciudades ucranianas, Kiev y Járkov. Galina cuenta con una colección de más de 500 huevos pintados, que ya ha sido expuesta en varias ocasiones en museos de Rusia y Ucrania. Algunas de sus obras simplemente se las regala a los pasajeros. Cree que les traerá buena suerte.
Esta tradición tiene sus raíces en la antigüedad. Según la creencia popular, María Magdalena fue a predicar el Evangelio a Roma. Entonces era costumbre obsequiar con algún presente al emperador cuando este recibía en audiencia. El origen humilde de María Magdalena no le permitió llevarle ninguna ofrenda lujosa, de manera que obsequió al emperador Tiberio con un huevo de gallina mientras proclamó “¡Cristo ha resucitado!”. Tiberio reaccionó afirmando que tan imposible era creer que una persona había resucitado como creer que un huevo podía mudar su color del blanco al rojo. Pero de inmediato vio cómo el huevo comenzaba a adquirir una tonalidad colorada.
Desde aquel entonces existe la tradición entre los ortodoxos de considerar el huevo como símbolo de la Resurrección de Cristo y la purificación para una nueva vida mejor. Una variante casera y tradicional de pintar un huevo es cocerlo junto con cebolla para que la cáscara obtenga un tono rojo que simboliza la sangre de Cristo.