Jane Lawrence organizó el primer club de fanes de Monroe en el estudio de la 20th Century Fox en Hollywood donde trabajaba su ídolo. En sus recuerdos narrados al autor del libro, Tony Jerris, afirma que la diva que tenía entonces 29 años, "se inclinó y la besó en los labios, muy suave y lentamente. Estaba hiperventilándose (...)".
Resulta que las dos mujeres llegaron a ser amigas muy cercanas al estar unidas por el mismo pasado: habían estado en el mismo orfanato y no conocían a sus padres biológicos. Jane solía contar a Marilyn sobre la homosexualidad que trataba de reprimir y la actriz siempre la apoyaba.
Una vez, la adolescente llegó al piso donde Monroe vivía en Los Ángeles para ayudarle con los quehaceres de casa. Fue entonces que la actriz “cambió enteramente su punto de vista sobre el sexo”. Después de este encuentro, Jane estuvo segura de que era lesbiana. Luego tuvo relaciones con otras chicas, tanto como con la diva.
Sin embargo, Lawrence no cree que su ídolo fuera homosexual. "No era más que un espíritu libre y una persona muy abierta", explica. A pesar de que la relación laboral de ambas mujeres llegó a convertirse en una amistad sexual, no dejaron de ser buenas amigas durante diez años más, hasta la muerte de Marilyn a los 36.