Este año, el juego nacional inglés (adivinar si la Navidad va a ser blanca o no) por fin dio sus frutos.
El 25 de diciembre, en el día de la Navidad, la nieve, que en los últimos dias se ha convertido en una verdadera preocupación para la población y los corredores de apuestas, cayó en el norte y el este de Escocia y en el noreste de Inglaterra.
El día de Navidad tradicionalmente es seco en la mayor parte del país, razón por la cual la nieve se convirtió en un buen negocio y el privilegio de hacer pronósticos climatológicos pasó de las manos de los meteorólogos a las de los corredores de apuestas.
Anteriormente, en casi todas las regiones de las islas Británicas ya había nevado, hecho que no es muy común para diciembre. Esta “anomalía” llevó a los ciudadanos a apostar por la nieve.
Una de las principales empresas de apuestas, William Hill, aseguró que este año habían votado una cantidad récord de británicos por la “navidad blanca”: casi 27.000, la mitad de los cuales son de Londres.
Sin embargo, a estos más de 13.000 apostantes les esperaba una mayor decepción: la capital inglesa tenía menos posibilidades para la nevada en comparación con otras ciudades del país.
Los agentes advertían que antes de apostar había que entender bien la definición del término “Navidad blanca”. Eso significa, según ellos, que “tiene que empezar a nevar en cualquier momento durante las 24 horas de Navidad, pero la nieve caída previamente no se considera válida.”
“Parece que logramos evitar unos pagos gigantéscos", admitió un representante de William Hill, "pero vamos a seguir vigilando el palacio de Buckingham con mucha atención, porque un par de copitos de nieve pueden decidir si nuestra celebración de fin de año será alegre o no. Seguramente, vamos a sufrir pérdidas por la nieve en Escocia e Irlanda del Norte, pero esperamos que en Londres no pase eso.”
David Williams, el empleado de otra empresa, Ladbrokers, estuvo de acuerdo con su colega: “Somos los únicos, a excepcion de las compañías de seguros de autos, que esperan que el día de Navidad no sea blanco".
De hecho, según datos de las compañías de seguros, durante la Nochebuena salieron hasta seis millones de personas a las carreteras del Reino Unido. Como consecuencia, en vísperas de Navidad los operadores de las compañías tenían que resolver 1.400 averías por hora.
Al final, los corredores de apuestas salieron ganadores, sus pronósticos resultaron ser igual de exactos que los meteorológicos. Del nublado cielo londoniense no cayó ni un copito de nieve. A los arriesgados ciudadanos les queda esperar un año más, para desafiar a los brokers de nuevo.