La escritura apareció en varias sociedades en diferentes épocas y nos llegó en forma de trazos cuneiformes en tablillas de arcilla o en forma de dibujos en las paredes de las antiguas cámaras funerarias. Aunque los investigadores de todos tiempos pudieron descifrar algunos textos antiguos, la aplastante mayoría de la riqueza que guardan los museos, archivos y bibliotecas sigue siendo un misterio para la mayoría de los científicos, así como para la gente común.
El proyecto, desarrollado conjuntamente por expertos del Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia (MPIWG) y de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), está dirigido a la elaboración de una colección digital de imágenes de alta calidad de las tabletas cuneiformes, realizadas desde finales del IV milenio a. C. hasta el siglo I.
En la Biblioteca Digital de la Escritura Cuneiforme (Cuneiform Digital Library Initiative) se han reunido textos antiguos almacenados en las colecciones del Louvre, el Hermitage, la Biblioteca de Nueva York y en muchas otras instituciones públicas, así como en colecciones privadas. Los especialistas fotografían estas tablillas y las publican en internet, por lo que cualquier persona puede tener acceso a las piezas. Se trata de fotocopias de alta calidad, que se consigue mediante la combinación de decenas de imágenes de cada objeto iluminadas desde ángulos diferentes.
Además, la biblioteca digital resuelve otro problema: guarda copias de los textos para la posteridad. La historia de la ciencia cuenta con varios casos en los que un almacenamiento en condiciones no adecuadas ha dañado textos antiguos descubiertos por arqueólogos y ha sido imposible descifrar los mensajes que contenían.
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