El Gobierno mexicano pide a la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) añadir su excelente cocina a la lista del patrimonio cultural de la humanidad. Va a competir por este título con la alta cocina de Francia y con el típico pan de jengibre de Croacia.
Para este año se propuso presentar solo a la cocina michoacana como representante de la gastronomía nacional. Facilitó esta decisión un estudio de la cocina, con participación de cocineras tradicionales, en el marco de un proyecto piloto llamado "Cocina Tradicional de Michoacán".
La presidenta del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana, Gloria López Morales, aseguró que dentro del mismo estudio se revelaba que “la cocina tradicional sigue siendo factor esencial de la cultura alimentaria, de la cohesión comunitaria, del sentido de pertenencia, de la identidad común y, ahora, cada vez con mayor fuerza, medio de promoción social”.
No es la primera vez que México pretende obtener el título con su cocina; antes lo había hecho en 2005. Pero la vasta presencia de platos de ese país en los menús de restaurantes europeos y de todo el mundo evidentemente evitó que el jurado y los expertos enlazaran a esa cocina con su país de origen y la identificaran como un fenómeno particular. Así, el tan deseado título no fue obtenido.
El año pasado fueron nominadas la cocina imperial coreana y la mediterránea, pero no ganaron porque la primera sólo era consumida por la élite asiática y la segunda solo estaba integrada por cuatro de los dieciséis países que conforman la región. En comparación, la comida francesa y de Michoacán son tanto antiguas así como comunitarias, auténticas y basadas en la producción local.