Los chinos de China continental, de las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao, la isla de Taiwán así como los numerosos tusanes -emigrantes, la mayoría de ellos viven en EE. UU., Canadá y Perú- celebran hoy la Fiesta de la Primavera, que en el resto del mundo es más conocida como el Año Nuevo Lunar. Se sentarán a cenar por la noche del saliente Año del Buey y se levantarán de la mesa en la madrugada del Año del Tigre.
Conforme a una costumbre antigua, los chinos hacen hoy limpieza total de sus casas. Es preciso finalizarla antes de medianoche. En otro caso, en vez de expulsar a los espíritus malignos tirarán la suerte y la fortuna. Otra tradición consiste en la conjunta fabricación familiar de un gran número de raviolis rellenos de varios ingredientes. A menudo se parecen a pepitas de oro y por eso, además de la unión familiar, simbolizan la riqueza.
Las calles de Pekín están prácticamente vacías en comparación con el resto del año. Muchos de los residentes de la capital china han regresado a sus ciudades y pueblos natales para la temporada festiva. El transporte de millones de chinos en vísperas de las festividades, que duran 15 días, se llama 'chunyun'. Las tiendas de Pekín se cierran, aunque las que atienden a los extranjeros sólo reducen sus horarios.
La entrada a cualquier residencia china se decora de antemano con faroles rojos de distintas formas. En las puertas se colocan carteles con el hieróglifo 'fu', que significa la 'suerte'. Es imprescindible ponerlos boca abajo, porque en chino la frase "la suerte se volteó" suena lo mismo que "la suerte vino". El regalo tradicional es un sobre rojo con dinero que los adultos y las personas mayores regalan a los niños y los jóvenes no casados. El color rojo debe ahuyentar a los espíritus malignos y al monstruo mítico llamado Nien.
Al tocar las doce de la noche la gente saldrá a la calles donde se lanzarán al aire fuegos artificiales y petardos. Es otro modo de espantar a los espíritus malignos.
La mañana comenzará con la tradición de recordar a los antepasados. Arderán en los altares de los templos las varas de incienso y el dinero sacrificial. Luego la gente va a pasear por las famosas ferias templares para ver los espectáculos, saborear los platos y hacer compras a precios reducidos.