Los documentos fueron hallados por campesinos locales en una cueva en la frontera con Irán, región que hoy en día es un bastión de los talibanes. Contienen tanto cartas y contratos civiles en hebreo, arameo, árabe y persa, como textos religiosos, por ejemplo, comentarios al Libro de Isaías, el primero de los Libros proféticos del Tanaj (el Antiguo testamento de los cristianos).
Debido al ambiente seco dentro de la cueva en la que solía residir una familia de zorros, los manuscritos pudieron conservarse bien. Según los científicos, en la época medieval la región fue un importante centro cultural y económico. Detallan que se trata de la primera evidencia física de que en el antiguo Afganistán hubo una comunidad judía.
No se sabe con precisión de cuántos manuscritos se trata, pero se estima que son centenares. La mayor parte de ellos hoy en día se encuentra en manos de traficantes europeos. Según los expertos israelíes, se dieron cuenta del hallazgo -que presuntamente es el más importante en los últimos 100 años (desde 1896, cuando en una sinagoga egipcia descubrieron unos 100.000 manuscritos bíblicos antiguos)- después de que varios comerciantes se pusieran en contacto con ellos.
Los 29 pergaminos llegaron a Israel a finales de la semana pasada como resultado de más de un año de negociaciones. La Biblioteca rechaza comentar la suma de la transacción, pero comunica que se trata solo de una primera adquisición y que habrá algunas más en un futuro próximo.