Atrevido en enfoque, con el lujo en concepción y con la maestría en su realización. Son los rasgos que desean ver los críticos del arte moderno ruso, en cualquier proyecto que aspira el 'premio Kuriekhin'. Kuriekhin los gozaba de sobra y por su energía y gran fantasía este famoso músico, filósofo y compositor de artes clandestinas del 'underground soviético', provocaba en el mundo artístico a realizar grandes experimentos. Ahora el premio en su nombre está convocado para sacar a la luz y mantener a los artistas que con sus ideas revolucionarias, desarrollan las nuevas tendencias en el arte moderno ruso.
Entre los ganadores del premio 'Kurejin 2010', entregados el 25 de marzo en San Petersburgo, destaca la música enérgica de la banda singular ucaraniana Daha Braha con sus canciones de etno-house místico y el espinoso ‘Silencio’ que ensordece, obra de Pedro Beli.
El ‘Silencio’ se representa en tablado viejo de madera con extremos rotos, parecido a un erizo. “Este silencio es espinoso y no cómodo, que agobia y parece que está al borde de explotar. Así es el alto silencio atronador del siglo XXI”, destaca el crítico Vera Vilichko.
Esta obra es la reconsideración de la herencia de los vanguardistas rusos. Los organizadores de la muestra ‘Futurología’ en el Centro de la Cultura Moderna ‘Garage’, propusieron a los artistas reflexionar sobre las obras de Kazimir Malévich ‘La composición supremática con la cruz negra’ y ‘Campesina. Motivo de 1913.’ que influyeron el proceso artístico mundial. Y la obra de Pedro Beli es una de las interpretaciones del arte moderno ruso, dentro este proceso y vinculado con sus movimientos.
Paradójicamente, en la corta lista del gran premio estaba el proyecto que ensordece al pie de la letra: La reconstrucción de la ‘Sinfonía de las sirenas‘ el compositor que usaba los sonidos reales de las sirenas de las fábricas, aviones y campanadas de la ciudad, como instrumentos de la obra.
El gran premio ‘Kurejin‘ lleva su propio nombre de ‘Pop mecánica’. Es la alusión al gran show de Kurejin que unía en sus giras, su orquesta de rock con músicos de diferentes bandas soviéticas y un abanico de artistas de folklore, baile, jazz, ópera y circo.
El jurado que consta de los destacados críticos de arte moderno, poseedores de galerías artísticas, directores y productores, otorgan el premio a los que coincide con el espíritu de este show. En el nombramiento de la mejor obra de arte visual destacaron a los ucranianos Daha Braha, que con su música de estilo etno-house llevan la energética atmósfera de sonidos, de diferentes pueblos del mundo.
Para escuchar su obra 'Moolamanta' haga click aquí.
Su disco ‘En el límite’ los críticos lo califican como “material de gran capacidad enérgica que provoca las asociaciones con rituales oscuros de pagános”. En realidad los músicos, bajo la dirección del director vanguardista Vladislav Troitski para sus composiciónes expresivas, mezclan las canciones de los hutsules con bailes balcánicos, minimalismo académico, efectos ruidosos y más cosas. Conjugan el folklore ruso, ucraniano, búlgaro y moldavo los cuentos místicos, narrando sobre el diablo que roba a los chicos, sobre el cosaco que no encontrará felicidad con María y cómo llegado de la guerra, Vania mata a su mujer y madre. En todo el territorio de ex URSS no existen análogos a este conjunto musical.
Para escuchar su obra 'Cáñamo' haga click aquí.
Las fotos del artículo provienen de RIA Novosti/ Danichev Alexei, y www.dakhabrakha.com.ua/eng.