Más allá de constatar los hechos, el artista quiso que los chipriotas "dejasen a un lado sus canapés y expresasen su desdén por la situación". Para eso colocó al lado de las dos filas de los retretes las figuras que tradicionalmente señalizan los baños para damas y caballeros cogiéndose de la mano.
Los transeúntes reaccionan de forma muy distinta ante las dos filas de inodoros. Se dividen entre la admiración y la desaprobación o incluso ambos sentimientos se mezclan en sus ánimos. Algunos, como el jubilado Kokos Konstantinou, se muestran muy positivos al preguntarse retóricamente: "¿No es esta la verdad?"