El autor de la obra, Andreas Efstathiou, de 49 años, asegura haber buscado cierta semejanza no solo con el elemento sanitario que nos acompaña toda la vida, sino también con las lápidas sepulcrales. Y estas, en su opinión, reflejan la triste condición en la que se encuentra el país.
Más allá de constatar los hechos, el artista quiso que los chipriotas "dejasen a un lado sus canapés y expresasen su desdén por la situación". Para eso colocó al lado de las dos filas de los retretes las figuras que tradicionalmente señalizan los baños para damas y caballeros cogiéndose de la mano.
Los transeúntes reaccionan de forma muy distinta ante las dos filas de inodoros. Se dividen entre la admiración y la desaprobación o incluso ambos sentimientos se mezclan en sus ánimos. Algunos, como el jubilado Kokos Konstantinou, se muestran muy positivos al preguntarse retóricamente: "¿No es esta la verdad?"