La fuerza política que lidera Alexis Tsipras es la favorita para hacerse con el control del Gobierno. Su proyecto, que ataca duramente a la Troika y que se opone al pago de la deuda, ha convencido a la mayoría del electorado griego, que apuesta por elevar aún más el gasto público y el peso del Estado en la economía helena.
Ante esta situación, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha paralizado temporalmente la financiación a Grecia, a la espera de que se forme el nuevo Gobierno, mientras los inversores se han desprendido de acciones y de bonos griegos, hundiendo la bolsa y disparando la prima de riesgo del país en los últimos días.
A ello se suma el hecho de que el mercado concede a Grecia una probabilidad de quiebra cercana al 66%, según reflejan los seguros frente a impago de la deuda helena, informa 'Libre Mercado'.
Mientras tanto, Syriza sigue con su idea de paralizar el pago de la deuda y renegociar sus condiciones. "Nueva Democracia y PASOK han decidido pagar. Nosotros estamos diciendo que podríamos no pagar", explican desde del partido. El ministro de Estado, Dimitris Stamatis, responde diciendo que "esto llevaría inmediatamente a nuestro país al default y provocaría su salida del euro".
Alemania tiene en sus manos la continuidad de Grecia en el euro. Sin embargo, la posibilidad de que Grecia continúe con la moneda única depende de que el resto de estados miembros refinancien la deuda del país y realicen una nueva ampliación del rescate que se llevó a cabo en 2010.
Michael Fuchs, un destacado miembro del partido de Merkel, afirmó el pasado miércoles que los países de la Unión ya no están obligados a rescatar a Grecia porque ya no es de importancia sistémica para el euro. "La Troika tendrá que cortar el crédito a Grecia. Los tiempos en los que tuvimos que rescatar a Grecia han terminado. No hay posibilidad de más chantaje político. Grecia ya no es de importancia sistémica para el euro", advirtió el político alemán.