Aunque en el año pasado tras haber adoptado una serie de reformas estructurales (reforma energética), el Gobierno de México esperaba que el crecimiento de la economía arrancara en 2015. A pesar de ello la autoridad monetaria del país alertó de que podría producirse un efecto inverso relacionado con las dificultades del entorno macroeconómico, informa 'El País'.
Según afirma Carstens esa rebaja se debe a los siguientes factores vinculados con el deterioro internacional: el desplome de los precios del petróleo, la apreciación del dólar y la depreciación de la moneda nacional, el aumento de la volatilidad financiera y el temor de los inversores a depositar sus capitales en las economías emergentes.
Bajo estas circunstancias el gobernador bancario subrayó que el agravamiento de los factores macroeconómicos podría resultar en "un ajuste del gasto público mayor al recientemente anunciado".
Es decir, los recortes eventuales serían más dolorosos que los que la Hacienda mexicana impuso el día 30 de enero de 2015, ajustando de una manera drástica las arcas públicas en un total de 9.000 millones de dólares (0,7% del PIB).